La apuesta del orreguismo por la Fiscalía General, un caso que no resiste un archivo
Prometió una Justicia independiente, pero ahora negocia su control. El orreguismo juega fuerte por el reemplazo del fiscal general.
La muerte del fiscal general Eduardo “Jimmy” Quattropani encendió una disputa que no para de crecer. Al principio, tanto el oficialismo como el peronismo decían en los medios que no tenían grandes pretensiones sobre su reemplazo. Pero el tono cambió. Hoy, la pelea por la sucesión se volvió clave y nadie parece dispuesto a ceder ni un centímetro.
El puesto de Fiscal General ante la Corte de Justicia concentra un poder enorme. Tanto, que se transformó en el epicentro de una de las peleas políticas más intensas del año. La votación está prevista en la Legislatura para el jueves 13, aunque podría postergarse una semana, hasta el 20 de noviembre.
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La pulseada entre orreguismo y peronismo atraviesa su punto más tenso. Ambos buscan aliados para imponer a su candidato. Y si alguna vez hubo dudas, ya no. La elección de un cargo judicial es, ante todo, una decisión política.
El archivo que condena al oficialismo
El elegido del orreguismo y de la Casa de Gobierno es Guillermo Baigorrí, camarista laboral con casi 13 años de carrera. Su perfil técnico, sin embargo, está fuertemente ligado a la vieja política partidaria.

Y ahí aparece la contradicción. El discurso del oficialismo choca de frente con la realidad. Aquella “doctrina” de transparencia e independencia judicial que sus líderes —Marcelo Orrego y Fabián Martín— defendían hace apenas unos meses, hoy se pone a prueba.
El propio vicegobernador, Fabián Martín, defendía una “Justicia independiente”. Decía que la política debía estar “lo menos posible” metida en ese ámbito.
Varias veces, Martín cuestionó el sistema de elección de las máximas autoridades judiciales. Sostenía que había que animarse a debatir y mejorarlo, para que llegaran “los mejores profesionales”. Incluso llegó a dudar de que las entrevistas del Consejo de la Magistratura cumplieran con el requisito de concurso y oposición.
El archivo que más incomoda hoy al oficialismo es claro. Fabián Martín fue uno de los que más cuestionó la politización de la Justicia durante la gestión anterior. “He sido crítico cuando militantes del gobierno anterior llegaban a cargos judiciales —dijo entonces—. No puede ser que militantes de un sector político terminen en la Justicia”.
En aquel momento, Martín —hoy diputado nacional electo— insistía en la necesidad de “desintoxicar la Justicia de la política” y evitar que “funcionarios políticos con cargos importantes” se transformaran de pronto en jueces. Incluso propuso dejar las vacantes sin cubrir, para que la nueva gestión eligiera personas realmente independientes.
La ironía del “no resiste un archivo” es evidente al mirar al elegido del orreguismo, Guillermo Baigorrí. Nadie discute su trayectoria ni su respeto profesional, pero su pasado político es intenso. Fue uno de los hombres de confianza del exsenador Roberto Basualdo.
Baigorrí presidió el partido Producción y Trabajo —la fuerza que lideró Basualdo y que hoy conduce Marcelo Orrego—. También fue diputado nacional y llegó a ser senador electo, aunque renunció para que asumiera el propio Basualdo.
Lejos de tomar distancia de ese pasado político —el mismo que el vicegobernador prometió dejar atrás—, Baigorrí se mostró orgulloso de contar con el respaldo del bloque oficialista.
En las últimas horas, la contradicción se amplificó por el rol del exsenador Roberto Basualdo, verdadero arquitecto de la estrategia para colocar a Baigorrí.

Basualdo funciona como un nexo clave del Gobierno provincial, encargado de reunir los apoyos necesarios. En resumen, la gestión que prometió una Justicia independiente hoy depende de una negociación partidaria liderada por un político histórico y aliado del candidato. El operativo de persuasión fue tan intenso que, según trascendió, Basualdo hizo llamados incluso desde fuera de la provincia para sumar votos decisivos.
La disputa se concentra ahora en los bloques bisagra, sobre todo en el Bloquismo, que con sus cuatro votos puede inclinar la balanza. Aunque fueron aliados electorales del orreguismo en esta gestión, muchos de sus dirigentes prefieren a Matías Senatore. Por eso, el oficialismo busca sellar un acuerdo con la fuerza fundada por los Cantoni para garantizar el apoyo a Baigorrí.

Al mismo tiempo, “tira líneas” hacia un grupo de legisladores justicialistas considerados “díscolos” —entre ellos Jorge Castañeda, Omar Ortiz, Eduardo Cabello, Gabriel Sánchez y Franco Aranda—, que ya dieron señales de acercamiento en otras votaciones y podrían resultar decisivos.
La trinchera opositora, encolumnada por Uñac
Quien lidera la resistencia es el exgobernador y actual senador Sergio Uñac. Se convirtió en el principal opositor a la candidatura de Baigorrí y mantiene una confrontación abierta con el gobernador Marcelo Orrego.
En los últimos días, Uñac intentó ordenar al bloque justicialista, bajando línea con una consigna clara: “cualquiera menos Baigorrí”. En un principio, su espacio se inclinaba por Rolando Lozano, a quien consideraban un perfil técnico ideal y continuador del modelo del fallecido fiscal Quattropani.

Pero ante el avance del oficialismo, la oposición ensaya una patriada difícil. Busca levantar una figura que sirva de contrapeso a Baigorrí. El nombre que más suena es el de Matías Senatore, que tiene el respaldo de la Corte de Justicia y el visto bueno de varios cortistas, además de ser el favorito del Bloquismo.
También hay otro dato a tener en cuenta sobre la duda del uñaquismo para con Lozano. Es que en los últimos diez días viene habiendo ruido y resistencia, en particular en el Ministerio Público Fiscal, para con este candidato, sobre todo de gente vinculada al peronismo que trabajan en la fiscalía.
A ver. Si el justicialismo —o buena parte de él— termina apoyándolo, podría reeditarse aquella vieja sociedad política entre peronismo y bloquismo, aunque esta vez con un único objetivo: frenar al candidato de Orrego.

Nombres van, negociaciones vienen.
Hoy, todas las miradas apuntan a Guillermo Baigorrí como el favorito para quedarse con el cargo. Pese al archivo que contradice el discurso de independencia judicial, la intensa gestión política encabezada por Roberto Basualdo parece dar resultados.
El exsenador busca apoyos en el Bloquismo, en La Libertad Avanza —cuyo referente José Peluc espera una mayoría “sólida” antes de sumarse— y entre los peronistas díscolos. Según fuentes legislativas, el orreguismo estaría cerca de alcanzar los 18 votos necesarios: 12 propios más los de aliados como Mallea, el Bloquismo y La Libertad Avanza. En caso de empate, el voto decisivo sería del vicegobernador Fabián Martín. Recordemos que son 36 diputados.

En los pasillos políticos, la mayoría da por hecho que Guillermo Baigorrí será el próximo fiscal general de la Corte. Solo una improbable unidad entre el uñaquismo, el bloquismo y otros sectores opositores —en torno a Senatore o Lozano— podría alterar ese resultado.
Si se confirma su designación, el desenlace dejará una conclusión difícil de ignorar. En este cuerpo a cuerpo, la necesidad de controlar el poder judicial terminó pesando más que el discurso de independencia que el oficialismo prometió defender.
Una semana más, otro caso que, como dirían en la tele, “no resiste un archivo”.
