Orrego y Milei: similitudes y diferencias en un año de gobierno

Exactamente un año después de la asunción de cada mandatario, analizamos su gestión desde lo económico, político y discursivo.

Los 10 de diciembre suelen ser días emblemáticos para los argentinos porque es la fecha designada para la asunción de las autoridades, tanto Presidente como Gobernador (en el caso de San Juan). La efeméride es aprovechada, usualmente, para los balances de gestión.

Marcelo Orrego hizo el suyo. Fue publicado en la página web SI San Juan. Allí apuntó a un eje en particular: “Aprender, trabajar y producir”, y no se olvidó de mencionar la adhesión de San Juan al Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones -RIGI– y al posicionamiento de la provincia en el ámbito minero.

Javier Milei, por su parte, publicó un video para redes sociales donde mantuvo una línea discursiva mucho más fuerte y dura -que lo caracteriza-. Destacó la baja de inflación, la mano dura y la confrontación, entre otras cosas, “ganó el bien”. En horas de la tarde se espera que publique un discurso grabado desde Casa Rosada.

Javier Milei y Marcelo Orrego

Las comparaciones son odiosas, dicen. Pero bien vale hacer un recorte de la infinita red de conexiones entre los gobiernos de Milei y Orrego, a un año exacto desde que asumieron sus mandatos, el primero de la Nación, el segundo de San Juan.

El plano económico

Tanto Milei como Orrego asumieron y apuntaron a la famosa “herencia”. El plan motosierra, por aquellos inicios, se veía con buenos ojos, al menos entre sus votantes. La promesa de la austeridad, achicar el Estado, despedir trabajadores. ¿Cumplieron con lo prometido? En parte, sí.

Javier Milei estuvo mucho más comprometido con este plan de ajuste. De hecho, fue brutal: es el padre del mayor ajuste de la historia argentina -y con un nivel de popularidad inmenso-. El famoso déficit cero a costa de trabajadores, jubilados, universitarios, científicos y el sector industrial, lo llevó a cabo sin despeinarse -xd-. Mientras que la mayoría de los argentinos sufrió una considerable pérdida del poder adquisitivo, el Gobierno nacional festeja cerrar el 2024 con superávit fiscal y desaceleración de la inflación.

Los salarios reales promedio de los trabajadores registrados cayeron 6,8% entre noviembre de 2023 y septiembre de 2024 y los empleados del sector público perdieron un 16%.

La fuerte devaluación del tipo de cambio –del 120%- inicial más el ajuste fiscal inmediato ayudó al Gobierno a alcanzar el déficit primario en los primeros meses –redujo el déficit fiscal en 5 puntos del PBI-. La baja de la inflación pasó del 25% mensual a menos del 3% en un año, mientras que las tarifas de servicios crecieron a un ritmo mucho mayor. Logró un abrupto incremento de reservas gracias al blanqueo de capitales que permitió sumar más de 20 mil millones de dólares.

Por su parte, a tono con el mensaje “motosierra”, Marcelo Orrego también hizo los deberes: achicó un 30% la planta política y les pidió a los 19 intendentes que imiten su política de austeridad para optimizar el gasto público.

Ni bien asumió, Orrego mandó a dar de baja los nombramientos a planta permanente del personal que no había cumplido los seis meses de antigüedad y la no renovación de los contratos de colaboración de servicios de los trabajadores temporarios. Esto luego sería judicializado y muchos de esos trabajadores despedidos tuvieron que ser reincorporados en sus funciones. También decidió dar de baja a todos los teléfonos corporativos de los funcionarios, alrededor de 200 líneas telefónicas.

Pero del dicho al hecho hay un largo trecho –reza el refrán-. Con el correr de los meses, la política de austeridad del Gobernador se fue alejando de lo que planteó al comienzo. El anuncio de la Fiesta Nacional del Sol para octubre, el financiamiento de obras públicas que dependían de Nación marcaron el alejamiento de ese primer momento austero a tono con el Presidente.

Mientras que Javier Milei optó una política directamente desreguladora de las distintas áreas del Estado, Marcelo Orrego eligió un plan intervencionista con un fuerte guiño hacia el sector privado de la provincia. El Presidente optó por fortalecer al sector financiero, el Gobernador apuntó a sectores como el minero -principalmente-, el agro, las energías y la industria.

Una de nuestras principales medidas en San Juan fue aportar más de $44 mil millones destinados a financiar al sector privado, para sostener la actividad y el empleo.

En lo político

Estructuralmente, tanto Orrego como Milei empezaron con una marcada debilidad. En la Legislatura Provincial, el bloque oficialista por primera vez en la historia no era el mayoritario: el orreguismo arrancó con un tercio de diputados. De manera similar, el Presidente tampoco contaba con muchas bancas propias. Sin embargo, ambos lograron revertir esta situación imponiéndose en votaciones clave.

En San Juan, el interbloque de Producción y Trabajo, conformado por diputados del orreguismo, PRO, UCR y Actuar, logró sumar rápidamente aliados estratégicos: los bloquistas. Además, pudo imponerse al Justicialismo en sesiones clave –votaciones para los cargos de organismos de contralor y adhesión al RIGI, entre otras- con la ayuda de algunos peronistas que se dieron vuelta.

Milei, por su lado, hizo lo propio –aunque le costó más tiempo-. Avanzó con la Ley Bases y vetó la reforma jubilatoria y la ley de financiamiento universitario con la amenaza latente de recortarles a los gobernadores las partidas correspondientes.

Otra debilidad inicial para ambos fue que, en el caso de Orrego tiene 15 de los 19 municipios manejados por opositores, y en el de Milei, ningún gobernador de las 23 provincias afín a La Libertad Avanza –LLA-.

Lo que en un primer momento era marcado como una debilidad estructural, tanto uno como el otro supieron revertirlo logrando apoyos y alianzas que les otorgaron cierto margen de gobernabilidad. Con estrategias distintas, pero con resultados similares: Milei optó por la estrategia del garrote mientras que Orrego por la de la zanahoria. Para ambos fueron efectivas.

La relación entre ambos fue cambiando. Se podría decir que a Milei poco y nada le importó, mientras que Orrego siempre trató de hacer buena letra. Tuvieron momentos de mayor cercanía y otros de más distancia.

De entrada, el Gobernador no contó con un interlocutor directo. El representante del Presidente en la provincia es el diputado nacional José Peluc. Los sanjuaninos no se llevan bien desde que este último se fue de Producción y Trabajo.

Milei tuvo distintos tratos con los gobernadores del bloque dialoguista a lo largo de su mandato, pero siempre buscó imponerse. Orrego mandó a sus dos diputadas nacionales a votarle a favor en cuestiones clave –Ley Ómnibus, Ley Bases, veto a la reforma jubilatoria- salvo en una ocasión: el veto a la ley de financiamiento unviersitario.

Esto trajo, de algún modo, alguna represalia. A partir de ese momento, el único diputado provincial de LLA, Fernando Patinella, empezó a presentar pedidos de informes en la Legislatura por irregularidades en algunos decretos del Ejecutivo provincial –contratación directa a JL Papelería y viajes al exterior de funcionarios pagados con plata de la minera Lundin-.

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El punto de mayor conflicto, quizás, fue el que tuvo que ver con las políticas de desregulación y recortes presupuestarios que impactar en las arcas provinciales. Hubo caída en transferencias automáticas y eliminación de fondos como el FONID y subsidios al transporte. San Juan tuvo que absorver este ajuste con recursos propios.

Manera de gobernar y lo discursivo

Quizás uno de los puntos en los que ambos más se diferencian es en lo discursivo y en la manera de cómo gobiernan y cómo construyen su discurso.

El presidente Javier Milei, en este sentido, construyó una línea discursiva agresiva, insultando y confrontando de manera directa con sus adversarios políticos. Incluso no tuvo ningún reparo en atacar a los legisladores que luego le votaron sus proyectos –les dijo “ratas”-.

Usa sus redes sociales para compartir fake news y atacar a quien piensadistinto. Zurdos, kirchneristas y hasta no tiene reparos en pelearse públicamente con artistas como Lali Espósito.

Por su lado, el gobernador Orrego eligió tonos menos confrontativos. De hecho, podríamos definirlo como alguien más conciliador o incluso, evitativo -al menos públicamente ya que, como publicó La Mecha, mandó a la comisaría a una mujer que le dijo en la calle «traidor a la patria»-.

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Es difícil encontrar discursos de Orrego donde le pegue a alguien. Quizás, en su discurso de asunción fue crítico con el gobierno de Uñac y la situación económica que supuestamente había recibido. Pero más allá de eso, nunca confronta.

La construcción de Milei en las redes sociales también es de pelea constante con los “periodistas ensobrados” y medios de comunicación. Por eso su canal de comunicación por excelencia son las redes y sus ejércitos de trolls.

A Orrego no le hace falta. A través del control del sistema de medios de la provincia y gracias a la cuantiosa pauta otorgada a diarios online, canales de televisión y emisoras de radio, no necesita más que de ellos para mantener su imagen impoluta de polémicas. Incluso cuando sus diputadas apoyaron con el voto a Milei en el veto a la reforma jubilatoria, los medios locales casi en su totalidad lo pasaron por alto. Cabe advertir que esto no es nuevo de este Gobierno. Uñac y Gioja, sus antecesores, también trabajaron la misma línea.

En la manera de gobernar, también hay una diferencia. En este año, Orrego solo desplazó de su gabinete al secretario de Seguridad, Gustavo Sánchez. No dio explicaciones. Las evitó.

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La lista de despedidos por Milei es larguísima. No tuvo problemas en confrontar con sus ministros y secretarios y los despidió a la primera de cambio. Por nombrar algunos: Diana Mondino en la Cancillería; Yanina Nano Lembode de la Secretaría de Niñez y Adolescencia y a Constanza Cassino, la subsecretaria de Gestión Administrativa de Niñez, Adolescencia y Familia, ambas del Ministerio de Capital Humano; Eduardo Rodríguez Chirillo, secretario de Energía y Leopoldo Sahores, el segundo de Diana Mondino; Mario Russo –este renunció- en Salud; Teddy Karagozian del Consejo de Asesores de Javier Milei; el secretario de Agricultura, Fernando Vilella; también a Nicolás Posse en su Gabinete y los nombres siguen.

La proyección, condicionada

De cara a las legislativas del año que viene, ambos tienen desafíos diferentes. Orrego buscará ganar como sea para meter al menos un diputado nacional, ya que María de los Ángeles Moreno finaliza su banca.

Es clave para el Gobernador mantener al menos dos legisladores con los que negociar con Nación. Con Nancy Picón en pleno mandato, quizás el nombre más fuerte que tenga a disposición sea su hermano, Juan José Orrego, hoy intendente de Santa Lucía. No hay muchos nombres propios más dentro de la estructura de Producción y Trabajo que puedan ganarle al Justicialismo y a los libertarios. Habrá que ver el rol de Mauricio Macri en el armado de las listas nacionales del PRO y cómo esto puede afectar la de San Juan.

Milei, por su parte, tiene todas las de ganar. Fortalecido en imagen por haber llevado a cabo con aceptación su plan económico y de gobierno, es probable que pueda acrecentar el número de diputados propios en el Congreso de la Nación. Si bien demostró que no los necesita tanto para gobernar, es la apuesta para consolidar y pisar más a fondo e ir por todo.

Económicamente, para Orrego las inversiones mineras son agua en medio del desierto. Con luz verde por el RIGI, buscará concretar los tan esperados proyectos cupríferos que prometen divisas y trabajo en la provincia. Si no es eso, va a estar difícil el panorama económico.

Milei, por su parte, seguirá apuntando al plano financiero. Con el carry trade funcionando, perspectivas de crecimiento tanto del PBI como de un dólar planchado y desaceleración inflacionaria, quizás pueda consolidar su plan económico. Habrá que ver cómo responde la sociedad, que aún está expectante y le sigue otorgando un voto de fe a pesar de que los salarios no suben y la pobreza subió en torno al 52,9%.

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