La salud mental, un terreno de disputas
Un tema recurrente en San Juan. Los emergentes de los últimos meses despiertan incertidumbres, preguntas y disputas respecto de las dificultades y obstáculos para el acceso. Esta nota intenta adentrarse en algunos pormenores del sistema de salud mental público y privado de la provincia a través de dos testimonios de profesionales del área.
Martes 21 de marzo de 2023 – 20:06hs
¿Qué es la salud mental? ¿A qué hacemos referencia cuando hablamos de ella? En principio no existe un definición capaz de abarcarla en toda su complejidad pero sí hay conceptos recurrentes. Tanto en la Ley Nacional de Salud Mental N° 26657 (año 2010), como en la Organización Mundial de la Salud e incluso en Wikipedia se repiten términos como: bienestar, derecho, calidad de vida, proceso, trabajo productivo, equilibrio, comunidad.
Y sin embargo, nuestras vidas también están repletas de malestares, incertidumbres, tensiones y crisis. Entonces, ¿cómo balanceamos?
Trascendiendo la quimérica promesa de la felicidad como fin último, ¿cómo encontramos formas colectivas para convivir con la vasta y diversa gama de emociones y experiencias que nos presenta la vida humana?
Aunque no es el único motivo, es cierto que la pandemia generó un gran incremento de la demanda por atención psicológica y contribuyó a visibilizar la importancia del cuidado de la salud mental. Mucho más en momentos de crisis social. Sin embargo, de ello devino el problema para acceder a un tratamiento y la falta de profesionales capaces de brindarlo.
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Si bien el abordaje de la salud mental excede ampliamente la psicoterapia individual con intervención de un psicólogo/a o psiquiatra, en muchos casos, esta es una cuestión esencial que puede verse obstaculizada.
Cuando se trata de atención psicoterapéutica, hay dos cuestiones que se ponen en juego. Por un lado, el derecho a acceder a un tratamiento de calidad en el tiempo solicitado y, por otro, el derecho de los profesionales del área a una remuneración justa de su trabajo. A eso, se le suman desigualdades, obstáculos y distinciones entre el sistema de atención público y privado.
Consultorio, montos mínimos y obras sociales
Si se trata principalmente de profesionales que atienden en consultorio privado, comienza a mediar el Colegio de Psicólogos de San Juan como órgano de representación. Cada año desde el Colegio se estipulan montos mínimos sugeridos por sesión para los psicólogos y psicólogas que atienden de manera autónoma.
Bibiana Noé es psicóloga, vicepresidenta del Colegio y explica que los montos estipulados se realizan en base al índice de inflación y otros índices económicos que permiten aproximar el porcentaje de aumento anual. “Nosotros tenemos tres aumentos anuales: uno en marzo, otro en agosto y después en diciembre. De esa manera vamos aumentando el valor de la sesión. Después, a nivel particular, hay muchos colegas que cobran más. Eso queda a cargo de cada profesional de acuerdo a su formación y trayectoria”.
Otro de los inconvenientes recurrentes respecto de la atención privada, es el de las obras sociales. El Colegio de Psicólogos realiza convenios con algunas obras sociales para lograr que los profesionales lleguen a cobrar el mínimo estipulado. “Con algunas obras sociales logramos tener un convenio donde el pago se asemeja bastante a ese mínimo, las menos lo exceden y otras a lo mejor están muy por debajo de lo estipulado por sesión y hay un copago que tiene que abonar el paciente. Eso se acuerda en el convenio”, comenta Bibiana.
Desde el año 2021, el Colegio rescindió el convenio con una de las principales obras sociales de San Juan: la Obra Social Provincia. Noé explica que no era una cuestión de montos, “eso se podía discutir, pero el problema se basaba en el pago a los profesionales que demoraba entre 6 y 8 meses. Había un desfasaje económico importante con la imposibilidad de cobrar en tiempos más cortos el trabajo. Con la inflación, lo trabajado se veía totalmente desvalorizado”.
Durante el 2022, hubo un intento de acercamiento pero no se logró llegar a un acuerdo. Actualmente, el Colegio no posee convenio con la Obra Social Provincia. Sólo alrededor de 20 profesionales llegaron a un acuerdo con el organismo por fuera del Colegio.
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“En este momento estamos sobrepasados de consultas, tanto a nivel privado como a nivel estatal. A nivel estatal en los distintos dispositivos de salud mental, en los diferentes departamentos y escalas de salud los profesionales están sin turnos disponibles. Es más, hay falta de profesionales a nivel público para poder cubrir la demanda. Hemos participado de reuniones con Salud Pública para hacer protocolos de abordaje y optimizar el recurso humano que existe para hacer más abarcativa la cobertura de la población”, afirma Noé. [px3]
La vicepresidenta del Colegio también comenta que mantienen una relación fluida con los distintos ministerios y organismos del Estado y buscan trabajar de manera conjunta a partir de los emergentes que aparecen para ampliar las políticas y el abordaje en salud mental.
Una cuestión de salud pública
En nuestro país, a diferencia de otros, la atención a través del sistema de salud público es una opción. Lucas Yudica es psicólogo residente de la especialidad en psicología clínica y trabaja en el Hospital Marcial Quiroga, su unidad formadora. Coincide en que desde hace un tiempo la demanda por atención suele superar los recursos humanos disponibles.
“Estos hechos nos atraviesan a toda la sociedad, a los profesionales, al sistema de salud privado y público. Creo que son interrogantes que tienen que empezar a cuestionar las prácticas clínicas y las políticas públicas”. Lucas se refiere a un hecho en particular: el 1 de marzo del 2023 una mujer se suicidó en el edificio del Centro Cívico. No era la primera vez que alguien tomaba la decisión de quitarse la vida en ese lugar, uno de los edificios más concurridos de la provincia, donde se concentra gran parte de la administración pública provincial.
Durante los últimos meses del año 2022 ocurrió uno tras otro una seguidilla de suicidios adolescentes. De la mano de la crisis, vino la organización de muchos/as jóvenes entre sí, en sus propias escuelas y hasta en la calle. Por primera vez en San Juan, se realizó una marcha por el derecho a la salud mental.
“Una vez que ocurrió el problema ahí sale todo el sistema de salud a intentar arreglar algo cuando, en realidad, hay que llegar antes. Mi sensación es que llegamos tarde, el sistema de salud, el sistema educativo, los profesionales, a veces llegamos tarde”. Yudica considera que falta más trabajo en la prevención, en la promoción de aspectos saludables. “Nosotros en el hospital recibimos urgencias psiquiátricas como intentos de suicidio todo el tiempo, diariamente, y en los centros de salud también pasa. Esa atención está, pero me parece que hay que llegar antes de la urgencia”.
Sin embargo, Lucas hace hincapié en que en el Hospital Marcial Quiroga no se dejan pacientes sin atender. Comenta que eso también influye en la calidad de la atención. De todas formas, rescata los esfuerzos del personal para hacer lugar a todos los pacientes y realizar acompañamientos y abordajes interdisciplinarios.
A diferencia de la atención privada, el profesional de salud pública no dispone de tanta maniobrabilidad de tiempos y horarios. Yudica explica que los profesionales de salud publica, “a mayor demanda tienen que, en el mismo horario laboral, atender a mayor cantidad de pacientes”. Durante su jornada laboral en el hospital, el psicólogo atiende alrededor de entre ocho y diez pacientes en el consultorio. A ellos, se le suman los pacientes que llegan a la guardia de urgencias y también las interconsultas de otras áreas del hospital que no poseen profesionales en salud mental. “En cirugía no hay psicólogo, por ejemplo, entonces están por hacer una amputación a alguien y te llaman. Hay que responder rápido”, cuenta el residente.
Otra particularidad del sistema de salud público es la situación con personas de zonas alejadas al Gran San Juan. Aclara Yudica que “las resoluciones ministeriales siempre insisten en que el tratamiento de las y los pacientes sea lo más cercano al domicilio posible”. Primero, para contribuir con una perspectiva más bien comunitaria y social y, segundo, para que el o la paciente evite trasladarse largas distancias.
Sin embargo, el psicólogo explica que hay 3 factores que dificultan la cuestión del acceso en departamentos alejados:
1) A veces los pacientes eligen atenderse en el hospital a pesar que les quede lejos porque se sienten cómodos o porque se atienden alguna otra especialidad ahí.
2) El sistema de la periferia también está saturado, entonces el paciente no aguanta y va a la guardia aún cuando no se trate estrictamente de una urgencia.
3) La gestión de la derivación: a veces el paciente no puede ser derivado a su centro de salud más cercano porque la misma saturación o porque el centro carece de personal de salud mental.
Asimismo, en muchos casos, expresa Lucas, la gestión de la derivación se hace de manera rápida y efectiva y el o la paciente logra continuar su proceso terapéutico cerca de donde reside.
Desde la perspectiva del residente, también sucede que hay dispositivos de salud donde se acentúa mucho el asistencialismo. “Es necesario, pero no es la única intervención que uno puede hacer en salud mental. Sería importante que los profesionales psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales e incluso enfermeros, podamos ir mirando otros paradigmas más comunitarios”.
“Creo que hoy está claro que las intervenciones individuales y asistenciales no son suficientes, por más que uno haga consultorio todos los días de la semana todo el horario completo, sigue sin alcanzar. Entonces hay que buscar otro tipo de intervención”, concluye Lucas.
Tal y como plantea Yudica, las problemáticas de salud mental demandan ser miradas desde otro lugar; uno que abarque mucho más que la psiquis de un individuo. Uno que tenga en cuenta síntomas sociales de época, que contemple las inquietudes, ansiedades e incertidumbres que permean la vida de las personas de un pueblo o comunidad en un momento determinado. El acceso desigual, la garantía del derecho, la calidad de la atención, las formas de intervención estatal, son algunas de las cuestiones a considerar.
No es tarea de esta nota brindar soluciones sencillas a un tema tan complejo, ni mucho menos. Pero sí sembrar un debate colectivo respecto de qué queremos construir en torno a la salud mental y cuáles son las estrategias que pueden ayudar. Porque la salud mental es una cuestión pública, es una cuestión colectiva y es, a la vez, un terreno de disputa.