En el país de Walsh y Cabezas, para Milei «no odiamos lo suficiente a los periodistas»
La Mecha realizó un repaso de los ataques contra la libertad de expresión que tuvieron lugar desde la asunción de Javier Milei. Los datos de FOPEA y la dificultad de detectar ataques en la provincia de San Juan.

El 9 de mayo, el presidente Javier Milei denunció penalmente a Ariel Lijalad por «calumnias e injurias» a raíz de una nota que el periodista publicó en El Destape. El artículo es una respuesta a un post en X en el que el Presidente formula preguntas «formuladas en modo falacia de falsa dicotomía» y concluye con la frase: «NO ODIAMOS LO SUFICIENTE A LOS PERIODISTAS», así en mayúsculas. En su nota, Lijalad compara la retórica mileiísta con la utilizada por los nazis para justificar el Holocausto.
«La incógnita es cuanto será suficiente el odio para el presidente del país de Rodolfo Walsh y José Luis Cabezas», escribe Lijalad.
La denuncia contra el periodista de El Destape es una acometida más en una larga lista de ataques contra la prensa. No ha pasado un mes desde que Santiago Caputo, probablemente el actor más poderoso dentro del Gobierno nacional, intentó intimidar al fotógrafo Antonio Becerra anotándose los datos de su credencial de prensa. Manuel Adorni, vocero presidencial, al ser consultado sobre este incidente en conferencia de prensa, respondió: «Quería ver si había salido bien en la foto».

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Otro caso: Rodrigo Savoretti, de Enfant Terrible (medio cordobés que, al igual que La Mecha, integra la Red de Medios Digitales (RDM)). El periodista fue detenido e incomunicado durante una de las primeras movilizaciones contra el Gobierno nacional, en diciembre de 2023.

Otra contra la RDM: El Grito del Sur, de Buenos Aires, se enfrenta a un desalojo. Su redacción se encuentra dentro del Espacio de Memoria Virrey Cevallos, en un acuerdo firmado con la Secretaría de Derechos Humanos en el año 2018, es decir durante el gobierno de Mauricio Macri. Sin embargo, Adorni dijo que el medio ocupa ilegalmente el espacio y que esto era sostenido por la gestión anterior (la de Alberto Fernández).
«Vamos a seguir construyendo un medio que combata la crueldad, la mentira y el fascismo. Porque si nos quieren callados y obedientes, nosotros seguiremos gritando», escribe El Grito del Sur.
El caso más emblemático es el del fotógrafo Pablo Grillo, herido por un cartucho de gas lacrimógeno durante la manifestación de los jubilados del pasado 12 de marzo. El aparato comunicacional de La Libertad Avanza se puso en funcionamiento al instante: la ministra de Patricia Bullrich dijo en La Nación + que Grillo era militante kirchnerista (a modo de justificación, implícitamente). Y que estaba preso. Es decir: mintió, porque en ese momento el fotógrafo estaba ingresado de urgencias en un hospital y con su vida en grave peligro.

El caso de San Juan
Según el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), en los últimos dos años hubo 265 casos de ataques contra periodistas. El 49.8% consistió en discursos estigmatizantes; el 21.8% en ataques a la integridad; y el 10% en restricción en el acceso a la información pública. El monitoreo también considera acciones judiciales civiles o penales, censura, censura interna en los medios, entre otros factores.
Gráfico: elaboración propia a partir de datos de Foro de Periodismo Argentino.
Uno de los casos registrados en el mapa de FOPEA durante 2025 sucedió en San Juan. El director de Juventudes de la Municipalidad de Sarmiento, Luciano de Luca, amenazó al periodista Alejandro Chávez, del medio Sarmiento Web, con una carta documento. El episodio se dio a raíz de una nota del diario digital en el que se acusa al funcionario de estafar a un grupo de padres de estudiantes con la organización de un UPD (último primer día) en su boliche.
Según la periodista Agostina Montaño, en San Juan se hace difícil detectar los casos de ataques contra la libertad de expresión. En su nota publicada en la web de FOPEA, la comunicadora sanjuanina escribe: «Es cada vez más difícil monitorear o detectar atropellos a la libertad de expresión de los periodistas porque ciertas prácticas están naturalizadas y se acepta en la mayoría de los medios que hay cosas sobre las que ‘no se puede escribir’”.
«La situación económica y los despidos en todo el país tampoco son ajenos a San Juan, donde lo importante para muchos hoy es cuidar su puesto laboral y, para ello, prefieren no reportar ciertas situaciones que se dan en el interior de las redacciones, las radios o inclusive en la calle con algunos funcionarios gubernamentales».
Escribe Montaño en Fopea
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