El dilema de Fabián Martín que inquieta a Casa de Gobierno

El vicegobernador debe decidir entre asumir en el Congreso o seguir en San Juan, una jugada que podría alterar el equilibrio político del orreguismo.

“Los resultados cambiaron la estrategia. Si me preguntabas antes de las elecciones, era él. Con el diario del lunes y los números, hay que ver costo y beneficio”. La frase, dicha en off dentro de Casa de Gobierno, refleja un clima de especulación. Fabián Martín, vicegobernador y diputado nacional electo, enfrenta la disyuntiva entre asumir la banca en el Congreso o quedarse en su cargo actual y convertir su candidatura en testimonial. Dicen que la decisión será del gobernador Marcelo Orrego. Aunque, puertas adentro, muchos ya dan por hecho que Martín no asumirá el cargo nacional.

No hay una interna abierta entre el martinismo y el orreguismo. Más bien, podría hablarse de una “microinterna”. Ambos llegaron al Ejecutivo provincial casi por carambola. Orrego, dos veces intendente de Santa Lucía y diputado nacional, gozaba de buena imagen. Martín, también con dos mandatos en Rivadavia, representaba otra pata territorial del mismo proyecto.

Fabián Martín y Marcelo Orrego

El partido Producción y Trabajo los unió, armaron la fórmula y, en unas elecciones atípicas, derrotaron al hermano de Sergio Uñac, Rubén. Llegaron al poder sin mayoría en la Legislatura, con apenas 4 de los 19 departamentos y siendo la tercera fuerza más votada en las legislativas de 2023.

Como vicegobernador, Martín quedó al frente de la Legislatura. Y, pese a venir de la gestión ejecutiva, supo moverse con habilidad en el ámbito legislativo. Sin embargo, no tuvo la misma suerte al repartir ministerios y cargos. Apenas logró ubicar a un hombre de su riñón, Federico Ríos Yáñez, al frente de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo. Una cartera menor.

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Orrego, en cambio, colocó a los suyos en los ministerios clave —Hacienda, Minería, Educación, Gobierno— e incluso entregó Producción a Dignidad Ciudadana, un socio menor de la alianza. En el Congreso Nacional, Nancy Picón, diputada desde 2023, también responde a Martín. En la Legislatura, el bloque de Producción y Trabajo lo encabeza otro de su confianza: Juan de la Cruz Córdoba. Nombre a recordar, porque suena como posible sucesor en la presidencia de la Cámara a partir de abril de 2026, si Martín asume la banca nacional en diciembre de 2025.

Días antes de la presentación de frentes para las legislativas nacionales, en septiembre, Orrego enfrentaba un dilema. Con el reloj electoral corriendo, debía elegir entre dos riesgos: exponer a su principal figura, Fabián Martín, y arriesgarse a una derrota; o pactar con La Libertad Avanza y pagar el costo político de ceder ante el gobierno nacional.

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La pregunta de fondo no era cómo ganar, sino cómo evitar perder. En ese miedo se jugaban los nombres, el poder y el futuro mismo.

La ecuación era clara: tres bancas en juego y tres fuerzas —orreguismo, peronismo y LLA— casi empatadas, según los analistas locales. El margen de error era mínimo. Orrego, todavía con el sabor del triunfo de 2023, sabía que no podía tropezar tan pronto. Una derrota no solo significaba perder una banca: lo dejaría expuesto ante Nación, le restaría poder de negociación en un año fiscalmente ajustado y lo condicionaría rumbo a 2027.

Fabián Martín junto a Marcelo Orrego. La foto es de 2023, cuando decidieron ir juntos por la gobernación.

El orreguismo no tenía muchas cartas fuertes. Por eso, la opción natural era apostar a Martín, el vicegobernador con más conocimiento público después de Orrego. Algunos analistas sostenían que, si el oficialismo se veía en desventaja, lo pondrían a él. Porque dentro de la coalición, gobernador y vice miran distinto el futuro: Orrego no quiere soltar el mando; Martín quiere crecer.

Encabezar la lista no aseguraba la victoria, pero podía sumar votos y garantizar una banca. Si perdía, en cambio, quemaba capital político. Algo que, en el fondo, no preocupaba demasiado a Orrego.

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El gobernador debía decidir: ¿arriesgar el presente de su vice o el futuro de su autonomía política? ¿Quemar a Martín o someterse a la lógica de Javier Milei? ¿Apostar todo en casa o pactar con los de afuera? Todo, por no perder.

Y perdió.

La opción que ya no es

Hoy, Fabián Martín tiene dos caminos frente a sí, ambos bajo la mirada del gobernador Orrego: asumir como diputado nacional o seguir como vicegobernador. Si opta por el Congreso, deberá jurar alrededor del 10 de diciembre. Había dicho una y otra vez que su candidatura no era testimonial, y tras conocerse los resultados lo reafirmó.

De hacerlo, la Vicegobernación quedará sin titular. La Cámara de Diputados deberá entonces activar el proceso de sucesión. Formalmente, el cargo solo puede cubrirse por elección popular. Mientras tanto, Martín deberá presentar su renuncia, que la Cámara debe aceptar según el artículo 150 de la Constitución Provincial.

Juan de la Cruz Córdoba, del riñón de Martín, podría sucederlo desde abril de 2026 como presidente de la Legislatura Provincial.

Aceptada la renuncia, la presidencia pasará al vicepresidente primero, Enzo Cornejo, presidente del PRO y aliado de Orrego. Cornejo ejercerá la presidencia de manera provisoria, aunque si el gobernador se ausenta —por viaje o cualquier motivo—, sería él quien asuma el Ejecutivo. En ese caso, la Cámara quedaría a cargo del vicepresidente segundo.

La permanencia de Cornejo en la presidencia se extendería hasta el último día hábil de marzo de 2026. Luego, el 1° de abril, la Cámara elegirá nuevamente a sus autoridades mediante votación simple. Qué ocurrirá después, nadie lo sabe. Esa elección podría abrir tensiones con el PJ, mayoría en la Cámara, que podría disputar el cargo. Entre los nombres que suenan están Juan Córdoba, del bloque Producción y Trabajo, y Luis Rueda, del Partido Bloquista.

El escenario más probable

Si, en cambio, Martín decide no asumir la banca nacional, el escenario cambia por completo. Seguiría como vicegobernador y presidente nato de la Cámara de Diputados, evitando así el proceso de sucesión previsto por la Constitución y el reglamento interno.

En ese caso, la mirada se traslada al Congreso. Quien debería reemplazarlo sería el bloquista Federico Rizo, tercero en la lista, actualmente diputado provincial. Por una cuestión de género, no asumiría Laura Palma. Pero empezó a sonar con fuerza otro nombre: Carlos Jaime, también legislador provincial, hombre de Santa Lucía y del núcleo duro del oficialismo.

Carlos Jaime, actual legislador provincial, fue suplente en la lista de Frente Por San Juan. Podría asumir la banca en el Congreso Nacional si Fabián Martín y Federico Rizo deciden no hacerlo.

Para que Jaime ingrese, Rizo debería quedarse en la Legislatura. Si, en cambio, Rizo se fuera al Congreso nacional, su banca provincial sería ocupada por la peronista Graciela Baraza, dirigente de UTHGRA cercana a Eduardo Cabello. Ese movimiento alteraría los equilibrios internos: el bloque orreguista perdería un voto clave, algo que Martín ha sabido cuidar con precisión quirúrgica.

Además, Rizo había llegado a la Cámara tras la muerte de Horacio Quiroga, cuando Florencia Peñaloza —quien debía reemplazarlo— prefirió continuar en la Defensoría del Pueblo. En aquellas elecciones, el bloquismo había competido aliado al peronismo, por lo que esa sucesión terminó sumando un diputado más al bloque bloquista dentro del recinto, que hoy responde al orreguismo.

Federico Rizo, el legislador bloquista que entró a su banca por el fallecimiento de Horacio Quiroga y que podría optar por irse al Congreso Nacional si Fabián Martín decide no ir.

Por eso, el plan político es que Rizo permanezca en la Legislatura para no ceder espacio al PJ. El bloquismo tiene hoy cuatro legisladores que pueden inclinar la balanza a favor del oficialismo. Cualquier movimiento, por mínimo que parezca, puede cambiar la correlación de fuerzas. Una disyuntiva nada fácil.

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