La victoria de José Antonio Kast en Chile consolida el avance de la derecha en América Latina

Con casi el 60% de los votos, Kast regresará a la derecha a La Moneda y reconfigura el mapa político regional, en sintonía con gobiernos como el de Milei.

Tal como se esperaba, el líder del Partido Republicano, José Antonio Kast, se consagró presidente electo de Chile el domingo 14 de diciembre de 2025, tras obtener una categórica victoria en el balotaje presidencial. Con casi el 60% de los votos —59,83% según datos oficiales parciales—, Kast superó ampliamente a la candidata del oficialismo, Jeannette Jara, militante del Partido Comunista, quien alcanzó el 40,17% de los sufragios.

José Antonio Kast. Foto: Infobae

La jornada electoral estuvo marcada por una masiva convocatoria a las urnas debido al voto obligatorio, con más de 15,7 millones de ciudadanos participando en la votación, que se desarrolló con relativa normalidad.

/Leé también nuestra nota: El giro chileno: Jara y Kast al balotaje en una elección marcada por el voto duro y el avance ultraderechista

El triunfo se confirmó poco antes de las 20, hora local, con Kast celebrando en la sede de su colectividad, en Las Condes, Santiago. Tras la victoria, el líder de la derecha asumirá su cargo el 11 de marzo de 2026, sucediendo al actual presidente, Gabriel Boric. El dato curioso, si se quiere, es que inmediatamente se conocieron las primeras tendencias, el presidente en funciones le llamó en vivo al electo y eso fue transmitido por la televisión. De cualquier manera, esto es una tradición en Chile.

Este resultado en Chile representa un giro histórico que sella el regreso de la derecha a La Moneda y marca el ascenso del mandatario más conservador desde el final de la dictadura de Augusto Pinochet.

De hecho, esta victoria es leída como un contundente respaldo a la agenda de Kast, pero también como un severo castigo al gobierno saliente de Gabriel Boric, además de un veredicto sobre las promesas de cambios “fundacionales” que marcaron el ciclo político abierto tras el estallido social de 2019.

Jeannette Jara, de la coalición Unidad por Chile, perdió en el balotaje contra Kast. Foto: AFP

A diferencia de elecciones pasadas, el contexto político actual jugó claramente a favor de la derecha, la seguridad desplazó a la agenda social, el avance del crimen organizado redefinió las prioridades ciudadanas y el desgaste del proceso constituyente erosionó la épica transformadora de la izquierda. La lectura que se puede hacer es que este cambio profundo en el clima político chileno le permitió a Kast capitalizar los temores sociales y la demanda de control y certidumbre.

El camino hacia la victoria de Kast estuvo cimentado en un discurso típico de derecha, centrado en lo que denominó un “Gobierno de emergencia”, con foco en la seguridad, el control migratorio y el repunte económico.

La seguridad y el crimen organizado se convirtieron, según encuestas, en el tema número uno de preocupación para el 63% de los chilenos, seguidos por el bajo crecimiento económico y la crisis migratoria.

En ese sentido, en su programa, Kast destacó propuestas radicales como el cierre de la frontera con Bolivia y la exigencia de salida para las 300.000 personas que ingresaron de manera irregular al país, prometiendo que se irán “con su ropa puesta” si no regularizan su situación.

Cabe recordar que, aunque Kast había quedado en segundo lugar en la primera vuelta, su triunfo en el balotaje fue posible gracias al alineamiento de las fuerzas de derecha y a la transferencia de una porción significativa del electorado de Franco Parisi, cuyos votantes se inclinaron por el discurso de orden y el rechazo a la política tradicional que enarbolaba el republicano.

Seguidores de José Antonio Kast celebran en Santiago luego de conocerse los primeros datos preliminares de las elecciones presidenciales de este domingo. Foto: AP

Además, tanto Evelyn Matthei como Johannes Kaiser jugaron un papel crucial en la consolidación del apoyo a Kast de cara al balotaje. Matthei, identificada como la líder de la derecha moderada y referente de la UDI, y Kaiser, representante del ala más radical y libertaria y líder del Partido Nacional Libertario, compitieron en la primera vuelta electoral del 16 de noviembre. En esa elección, Matthei y Kaiser quedaron en el cuarto y quinto lugar, respectivamente.

Tras la primera vuelta, en la noche del 16 de noviembre, ambos líderes expresaron su respaldo explícito a Kast para la segunda vuelta. Es por eso que esta transferencia de apoyos fue vista como un factor clave para su victoria porque permitió a Kast incorporar sensibilidades que en 2021 no lo acompañaron y avanzar en grandes acuerdos de gobernabilidad. De hecho, la propia Matthei, al votar en el balotaje, anticipó el resultado al señalar que “todo indica que gana José Antonio Kast”. Ahora, tras el triunfo, se espera que Kast incorpore nombres provenientes de los espacios políticos de ambos a su equipo, buscando así una unidad legislativa que necesitará para implementar sus proyectos.

Quién es José Antonio Kast

El presidente electo chileno tiene 59 años y es un abogado de ascendencia alemana formado en la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde se inició en el movimiento gremialista y conoció a Jaime Guzmán, fundador de la UDI.

Los números familiares son sorprendentes. José Antonio es el menor de diez hermanos, está casado con Pía Adriasola y es padre de nueve hijos; además, es un devoto miembro del movimiento católico de Schoenstatt.

Su trayectoria política incluye cuatro períodos consecutivos como diputado antes de fundar el Partido Republicano en 2019.

Ideológicamente, su triunfo inaugura una etapa de restauración conservadora luego de casi dos décadas de alternancia con gobiernos progresistas y de centroderecha. Sus ideas más radicales giran en torno a la defensa de la vida desde la concepción y su intención de que el mandato vuelva a hablar de «Dios, de la Patria y de la familia».

Javier Milei, Eduardo Bolsonaro y José Antonio Kast compartieron un foro «contra el socialismo» en Brasil. Foto: Prensa La Libertad Avanza

Un punto constante de controversia ha sido su postura frente a la dictadura de Pinochet. Kast defendió aspectos del régimen en materia de orden público y economía, llegando a afirmar que «si Pinochet estuviera vivo, votaría por mí,» además de haber minimizado las violaciones a los derechos humanos. A tal punto que su figura es comparada usualmente con otros líderes internacionales de la derecha como Donald Trump, Jair Bolsonaro y Javier Milei, manteniendo vínculos con figuras como Viktor Orbán y Giorgia Meloni.

América Latina polarizada entre gobiernos de derecha y de izquierda

La sintonía ideológica de Kast con el presidente argentino, Javier Milei, es más que evidente y juntos consolidan un eje clave para la derecha regional.

Milei, jefe de Estado argentino, de inmediato felicitó calurosamente a Kast, a quien calificó como su “amigo”. El mandatario libertario expresó una “enorme alegría” por el triunfo y lo definió como “un paso más de nuestra región en defensa de la vida, la libertad y la propiedad privada”. Además, Milei auguró que trabajarán juntos para que “América abrace las ideas de la libertad” y puedan “liberarnos del yugo opresor del socialismo del Siglo XXI”.

Por su parte, Kast admitió que conoce a Milei y a sus parlamentarios, y que ya habían conversado tras el paso a la segunda vuelta, reconociendo que comparten “grandes sueños” y prometiendo que buscará generar las mejores relaciones con Argentina, al destacar la sinergia entre ambos países.

Con la victoria de José Antonio Kast, el mapa político de América Latina se consolida en una realidad de fragmentación, aunque con un eje de derecha en claro ascenso que debilita el ciclo progresista anterior.

A diciembre de 2025, la región se encuentra dividida en tercios. El bloque de derecha en Sudamérica se refuerza con la incorporación de Chile, con Kast como presidente electo, junto a Argentina (Javier Milei), Ecuador (Daniel Noboa), Paraguay (Santiago Peña) y Bolivia (Rodrigo Paz). En el resto de América, la derecha también gobierna en El Salvador (Nayib Bukele), Panamá (José Raúl Mulino) y República Dominicana (Luis Abinader).

Por otro lado, lo que podríamos considerar como izquierda o centro-izquierda mantiene su presencia en países clave, entre ellos Brasil (Lula da Silva), Colombia (Gustavo Petro), Uruguay (Yamandú Orsi), México (Claudia Sheinbaum), Venezuela (Nicolás Maduro), Nicaragua (Daniel Ortega) y Cuba (Miguel Díaz-Canel).

También hay varios países que se encuentran en situaciones más bien de centro, indefinidos o en transición, como Perú (gobierno transicional), Surinam (Jennifer Geerlings-Simons), Guyana (Irfaan Ali, de centro-izquierda), Guatemala (Bernardo Arévalo) y Haití, atravesado por una profunda crisis institucional.

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