Patagonia rebelde: lucha y dignidad en Tierra del Fuego
Una provincia entera clavó el talón ante la desindustrialización que propone el gobierno nacional. ¿Por qué importa Tierra del Fuego?

Tierra del Fuego está en paro en respuesta a la decisión del gobierno nacional de eliminar los aranceles a productos electrónicos importados. La medida fue fuertemente repudiada por trabajadores y empresarios fueguinos por igual. ¿A qué intereses favorece la desindustrialización de la Patagonia?
Un terreno fértil para la instalación de potencias mundiales: Sturzenegger, ministro de Desregulación, dejó algunas pistas en sus declaraciones: “Tierra del Fuego está en husos horarios mucho más amigables al público europeo, y también mucho más cerca de Europa y de Estados Unidos”.
Por la decisión del Gobierno Nacional de favorecer la importación de productos electrónicos, los sindicatos de Tierra del Fuego protagonizaron un paro general de 24 horas. No solo los trabajadores fabriles paralizaron sus actividades, sino también docentes, personal de salud y transportistas. Si bien la medida rige desde el miércoles, las fábricas de teléfonos, televisores y aires acondicionados están sin actividad desde hace una semana por la medida del gobierno libertario.

Según la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (AFARTE) las empresas afectadas son Newsan, Mirgor, Solnik, Radio Victoria, BGH y Midea Carrier, con plantas productivas en Río Grande y Ushuaia. Desde la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) estiman que están en peligro unos 8.000 puestos de trabajo por la apertura de importaciones.
El Gobierno Nacional reducirá desde un primer momento los aranceles a celulares importados del 16% al 8% y planea eliminarlos por completo el 15 de enero de 2026. La medida también afectará a las consolas de videojuegos con una reducción del 35% al 20% en la alícuota.
Además, se reducirán los impuestos internos para celulares, televisores, monitores y aires acondicionados del 19% al 9,5%. En el caso de acreditarse el origen de estos productos en el Área Aduanera Especial de Tierra del Fuego, la alícuota de impuestos internos se reduce del 9,5% al 0%.
Desindustrializar la Argentina
La apertura de importaciones atenta directamente contra la industria nacional: la reducción de impuestos favorece mayormente a los productos elaborados en el extranjero y pone en desventaja a las empresas locales a la hora de competir.
El ministro de desregulación, Federico Sturzenegger, declaró la semana pasada en la red social X: «Tierra del Fuego debería ser un parque de diversiones mundial que reciba millones de turistas al año. ¿Y qué hacemos? Le degradamos el paisaje con galpones industriales«.

Pensar en el sur de nuestro país como un “parque de diversiones“ implica desarmar no solo un polo industrial clave en Argentina, sino perder la posición estratégica de los argentinos en clave geopolítica. Tierra del Fuego es la última frontera de Argentina con una triple proyección: las Islas Malvinas, la Antártida y el Estrecho de Magallanes. Ocuparlo económica y poblacionalmente implica poder proyectar soberanía y defenderlo militarmente.
Beneficios fiscales muy cuestionados
En nuestro país, existe desde 1972 el Régimen de Promoción Industrial de Tierra del Fuego, establecido por la Ley 19.640. Desde hace más de 50 años, busca fomentar el poblamiento y el desarrollo económico de una región estratégica y poco habitada, otorgando beneficios fiscales y aduaneros para atraer inversiones y actividades industriales. La iniciativa tuvo éxito: la isla pasó de 13.500 en 1970 a a 190.000 habitantes en 2022. La medida del Gobierno de Javier Milei va en contramano con las intenciones de fortalecer el territorio de este régimen.
Si bien las autoridades nacionales no han tomado ninguna decisión sobre este régimen, el Fondo Monetario Internacional (FMI) emitió un informe técnico en el que cuestiona los beneficios impositivos a Tierra del Fuego. Las autoridades del organismo consideran que los beneficios fiscales asociados a este régimen son «inequitativos» y «distorsivos», y proponen su eliminación.

En la misma línea, el diputado nacional José Luis Espert en marzo pasado pidió ponerle fin al régimen: “Es una manera corrupta de hacerte millonario. ¿Hasta cuándo vamos a promocionar Tierra del Fuego?”.
¿Un régimen obsoleto?
La sostenibilidad del régimen de promoción es constantemente amenazada. Por un lado, por el alto costo fiscal que tiene para el Estado: según un informe de la Fundación Fundar, implica un gasto anual de USD$1.070 millones, lo que equivale al 0,22% del Producto Bruto Interno (PBI). Por otro lado, es cuestionado por los precios de productos fabricados en el país en comparación con los precios de los mismos productos en países vecinos, lo que impulsa a comprar en el extranjero.

Sin embargo, deslegitimar el régimen por los costos que implica, sin pensar en una estrategia de desarrollo y ocupación para el sur argentino, es dejar de lado los intereses nacionales. La proyección marítima, la soberanía en Malvinas y la presencia en la Antártida son algunos ejes fundamentales de la planificación estratégica de Argentina.
Volcar la inversión destinada al desarrollo de la industria a infraestructura o defensa nacional podría ser una mejor justificación del alto costo del régimen actual. Pero la mirada puramente economicista de los funcionarios libertarios que se han expresado al respecto sugieren un desentiendimiento de la provincia, de sus habitantes y de los reclamos de los argentinos. Las intenciones, por ahora, no apuntan a una reconfiguración y consolidación de la soberanía nacional.
Mientras el Gobierno Nacional quita aranceles y habla de convertir a Tierra del Fuego en un “parque de diversiones“, los fueguinos siguen en la lucha por habitar y desarrollar un territorio hostil.