Los desafíos del orreguismo en el círculo rojo de la política sanjuanina
Cuáles son los desafíos que enfrenta un oficialismo que, por primera vez en 20 años, no tiene mayoría en Diputados. Hacia adónde apunta el justicialismo, histórico actor protagónico, dividido entre uñaquistas y giojistas.
El próximo miércoles 3 de abril inician las sesiones ordinarias en la Cámara de Diputados. Como lo indica la tradición, el gobernador Marcelo Orrego ofrecerá el discurso de apertura ante un recinto en el que, por primera vez en 20 años, el oficialismo no tiene mayoría.
El actor protagónico en las bancas sigue siendo el Justicialismo, dividido entre uñaquistas y giojistas más bloques que empiezan a tomar forma. El orreguismo, por su lado, esbozará su propia estrategia para desgranar el poder de la oposición y sacar institucionalmente aquellas propuestas que necesita para ejecutar su plan de gobierno.
Si uno se pregunta en qué influye el inicio de sesiones en la diaria, hay que responder que, en apariencia poco pero que implica el manejo del timón que le da marco legal a las decisiones del gobierno. La Legislatura se usa en nuestra provincia con fines políticos y de círculos rojos que legislan sobre nuestra vida sin que nos demos cuenta.
Por primera vez se da después de 21 años que el bloque Producción y Trabajo, que gobierna la Provincia, no es mayoría, sino primera minoría. Por un DNU, los bloques unipersonales van a ser respetados como tales, pero no tendrán estructura de bloque –es decir, cargos a repartir-. Son cuatro los que sí la tendrán: uno es el bloque Justicialista; el otro es Producción y Trabajo; el tercero es La Libertad Avanza -los tres frentes que incorporaron diputados en las elecciones pasadas-; y el cuarto es el Bloquista, que se incorpora por cumplir con los requisitos que exige el reglamento interno -ser un partido y tener mínimo tres diputados-. Todos aquellos bloques unipersonales, que son nueve –entre ellos aliados de JxC como el bloque Radical, el bloque Actuar y el bloque PRO, pero también hay algunos conformados por diputados proporcionales que ingresaron por algún departamento- son reconocidos como bloque pero sin estructura de bloque.
En palabras del presidente de la Cámara, Fabián Martín, se tomó esta determinación porque Orrego “ordenó ser austeros” y en este sentido la Cámara “va a tener un ahorro aproximado de 35 millones de pesos mensuales -400 millones anuales- “ con esta medida. Este decreto rige hasta diciembre de 2025, cuando “se reevaluarán las condiciones económicas de la provincia”.
Algo interesante aquí es que el uñaquismo perdió a su aliado principal, el bloquismo. El resto de los monobloques –el de Leopoldo Soler, el de Angaco y el de San Martín, menos el de Horacio Quiroga del Frente Grande- no son uñaquistas de primera hora. De igual modo, los diputados del ex Gobernador tienen suficientes votos como para imponerse en la Cámara, aunque si el Bloquismo se les termina de “dar vuelta” y juega a favor del orreguismo, les será bastante complicado.
De hecho, en la sesión extraordinaria del pasado 14 de marzo, el gramajismo, el massismo y el bloquismo acompañaron la designación como vocal de Aldo Velasco, hombre de Producción y Trabajo. Lo curioso fue que alguien que se suponía uñaquista, el diputado por Angaco Marcelo Mallea, votó al candidato orreguista a pesar de que el bloque Justicialista había optado por la abstención general. “Se dio vuelta”, dijeron.
El uñaquismo tiene a sus leales, sí, como a Marisa López o al jefe de la bancada, Juan Carlos Quiroga Moyano. Pero se sabe que Sergio Uñac no puede contenerlos a todos, ya no tiene la estructura para eso. Cada tanto, tendrá que ir “soltando”, como lo hizo con quien fue su secretario, el bloquista Luis Rueda. Ya no son aliados incondicionales. Quizás lo puedan ser, estratégicamente, en algún momento.
El giojismo, por su lado, ya está empezando a dar señales de que va a jugar a favor de los diputados de Orrego en los momentos decisivos. Dicen que, en tanto el Gobernador sepa negociar con “El Flaco”, los legisladores van a querer también jugar contra los de Uñac. Incluso José Luis Gioja en declaraciones recientes se ha mostrado bastante “amigable” con Marcelo Orrego y es algo que le reclaman puertas adentro.
Mientras tanto, el Gobierno va a tratar de jugar a “hacer política”, en un terreno en el que sus opuestos le ganan por goleada en experiencia. Intentará también buscar satisfacer necesidades individuales. Por ejemplo, podría ir a Chimbas a tratar de negociar votos con Daniela Rodríguez –la intendenta gramajista- a cambio de algún acuerdo. Y así sucesivamente. Ya hubo gestos del gramajismo de otorgar gobernabilidad a cambio de satisfacer intereses departamentales –y por qué no personales-.
El orreguismo buscará modificar la elección del Consejo de la Magistratura en pos de “despolitizar” la Justicia. Habrá que ver si prospera. Hay quienes dicen que existe un borrador que anda dando vueltas. Buscarán proponer una nueva Ley, porque si bien la que hay no se cumple, el orreguismo lo que quiere es generar una nueva. Quiere “depurar” de alguna forma la justicia y quitarle poder a Uñac.
Después, hay tiempo para otros proyectos que tienen que ver más con legislar sobre la cotidianeidad que con la rosca política. El oficialismo viene trabajando en algunas cuestiones como, por ejemplo, modificar la Ley Seca –trabajando con bolicheros y vecinos- y también regular el uso de los famosos cañones rompetormentas, entre otras. Para esas cuestiones el voto será, más o menos, sencillo de conseguir. Para otras, como lo fueron las vocalías en el IPEEM o cambios en la Ley de Lemas, la rosca entre bandos expondrá las diferencias y acuerdos entre los espacios.