El día a día de un DAI: trabajar con aranceles congelados y atrasos en los pagos
DAI y otros prestadores de discapacidad se manifestaron el 13 de mayo frente a la Superintendencia de Servicios de Salud. Denuncian el congelamiento de los aranceles desde diciembre de 2024 y atrasos en los pagos. La problemática repercute también en las familias y en las personas que necesitan de estas prestaciones.

Juan Manuel Flores tiene 23 años y es estudiante avanzado de Psicología en la Universidad Católica de Cuyo. Como otros alumnos de la carrera, ejerce domo docente de apoyo a la inclusión (DAI). «Es un trabajo con muchas aristas. No es el trabajo de un profesor particular, no se trata de eso. Es un trabajo en el aula, activo, en conjunto», describe.
Su trabajo empieza a la misma hora que su alumno ingresa en la escuela. A partir de ahí, está con «cuerpo y mente abocado a ese trabajo». Cuando termina la jornada escolar y su estudiante vuelve a casa, el DAI tiene que seguir trabajando. «En las ochenta horas mensuales que trabaja un DAI no se considera el trabajo que se lleva a su casa», subraya Juan Manuel. Ese trabajo consiste en ajustar contenidos, afinar el programa pedagógico individual.
A nivel emocional resulta una tarea demandante. «[El trabajo] consiste en hacer posible algo que, en las condiciones con que uno se encuentra, no funciona», dice Juan Manuel. Para él, se trata de un proceso de adaptación constante que implica «mucho manejo de la frustración». Además, las instituciones educativas no siempre se muestran predispuestas a trabajar con el DAI: «Sé de testimonios de gente que llega a una escuela y, no sé, la docente del aula se desentiende del alumno, como si tuviera que hacerse cargo sólo el DAI. Toparse con dificultades de ese estilo roza la discriminación».
No sólo es un trabajo demandante a nivel emocional y mental, sino que, además, se encuentra en emergencia. Los aranceles del Nomenclador del Sistema de Prestaciones de Atención Integral a favor de las Personas con Discapacidad no han tenido aumentos en lo que va de año, y el último fue en diciembre de 2024 (de un 0.5%). Además, existen demoras de hasta 3 meses en los pagos que, hoy, están por debajo del salario mínimo, vital y móvil.
Una ley de emergencia
El 13 de mayo, docentes de apoyo a la inclusión y otros prestadores de discapacidad se manifestaron frente a la Superintendencia de Servicios de Salud. Entre los motivos que dieron lugar a la marcha se cuenta la falta de pagos desde hace meses, el congelamiento de ingresos y una «indiferencia institucional» que pone en jaque la estabilidad económica de psicólogos y psicopedagogos que se dedican a esta actividad.
Para Juan Manuel Flores, el trabajo del DAI está en emergencia «por la importancia que tiene en cuanto a la inclusión, por la relevancia que tiene para las familias que tienen un miembro con discapacidad, por lo que significa para la sociedad». Señala, también, que el arancel del nomenclador está muy bajo y que quienes trabajan con obras sociales todavía no perciben el pago de marzo.
«La demora en los pagos es algo que perjudica mucho al servicio. Llevar tres meses realizando este trabajo, que es un trabajo de hormiga, y no percibir aún ningún tipo de ingreso es realmente alarmante», denuncia Juan Manuel.

La protesta fue organizada por autoconvocados, quienes también denuncian que, en lo que va de año, no ha habido aumentos en los aranceles del nomenclador. Los valores de están congelados en $307.654 desde diciembre de 2024, es decir: ya quedaron por debajo del salario mínimo, vital y móvil que, desde este mes, es de $308.200.
Otro reclamo central: la sanción de una ley de emergencia que regule la actividad y contemple el refinanciamiento de deudas por parte de las obras sociales y organismos públicos.
Una problemática transversal
El conflicto de los DAI es transversal. Tiene repercusiones directas en las familias con las que trabajan los docentes. Atraviesa, además, a otros sectores: la Asociación de Acompañantes Terapéuticos Universitarios acompañó el reclamo del 13 de mayo. Eugenia Cespedes, presidenta de la asociación, explicó a La Mecha que uno de los criterios para actualizar el nomenclador provincial de los acompañantes terapéuticos es el de prestaciones básicas de discapacidad de Nación.
La inflación acumulada en los últimos 4 meses es del 11%. Durante esos 4 meses, el Nomenclador del Sistema de Prestaciones de Atención Integral a favor de las Personas con Discapacidad tuvo un 0% de aumento. El último, que fue en diciembre de 2024, fue de un 0.5%. Por estas razones, para Eugenia Céspedes las prestaciones se vuelven «insostenibles».
La presidenta de la Asociación de Acompañantes Terapéuticos Universitarios expresa que, a pesar de cobrar poco y tarde, «no se realiza el abandono de persona. Son familias, personas con discapacidad que requieren de esta prestación». Por esta razón es importante la ley de emergencia: «Lo que se plantea básicamente es la actualización urgente de estos valores, porque el nivel de vida va subiendo y esto no impacta en el bolsillo de los profesionales que tienen que sostener el servicio».