La costurera de Rawson que renació gracias a una máquina de coser

Despidos en las fábricas, accidentes laborales y maltratos: La Mecha conversó con Norma Aballay, productora textil de Villa San Damián, Rawson, quien hizo un repaso de su vida a través de las telas.

Norma Aballay es costurera y vive en Villa San Damián, Rawson. Su vida está marcada por la actividad textil; actividad que estuvo presente en cada uno de los momentos clave de su vida y atraviesa a toda su familia: con su madre aprendió el oficio y lleva junto a sus hermanos un taller de costura que produce vestimentas para industrias y seguridad vial.

La primera experiencia de Norma en el rubro textil fue en una fábrica en la que trabajó hasta su primer matrimonio. «Mi ex marido no quería que trabajara, ideas de antes, la mujer en la casa y el hombre trabando», explica la productora. Cuando aquel matrimonio terminó, Norma debió buscar un trabajo otra vez para mantener a sus tres hijos (hoy cuatro) de once, nueve y cinco años. «Aparte me pidieron donde yo vivía, así que tuve que salir a alquilar», agrega.

Norma Aballay en su taller de costura. Fotos: Federica Dech.

Lo primero que hizo en aquella situación fue comprar una máquina de coser con el dinero que recibió de la separación, pero no fue suficiente para salir a flote. «Empecé a confeccionar pero vender tampoco ayudaba mucho a mi economía, así que tuve que volver a una fábrica», relata Norma. La fábrica era Milatex y la dejó sin trabajo en el año 2015. Así que se fue a Mariana Sociedad Anónima, donde trabajó hasta 2021: un accidente laboral dañó su hombro y nuevamente la empresa la despidió.

Con la indemnización compró una nueva y mejor máquina de coser y, de nuevo, apostó por producir de forma autónoma. Esta vez se dedicó a confeccionar ropa de seguridad y de trabajos pesados, con lo que logra mantenerse. Aunque con dificultades: además de su tiempo de trabajo, tiene que pagar la electricidad, el agua, mantenerse.

Una vida dedicada a la costura

«Mi mamá nos hacía la ropa, después nos enseñó a coser en la máquina a pedal», recuerda Norma Aballay. Y agrega: «Ella hacía todo tipo de prendas y a mí me gustaba intrusear, así que miraba cómo cortaba y ahí me gustó más». Pero su primer acercamiento a una máquina industrial, a la que accedió gracias a un taller, fue lo que terminó de convencerla de dedicarse a las telas.

Durante la entrevista, sus hermanos van y vienen por el pasillo cargando retazos de tela. «Somos la familia textil», bromea una de sus hermanas al pasar. «Siempre nos ayudó a salir y hoy vivimos de eso», cuenta Norma.

El sentarse frente a la máquina de coser tiene, para ella, un aspecto terapéutico. Así lo explica Norma: «Te ponés una música baja y te ponés a cantar, coser, te saca de la realidad, te olvidás que tenés una deuda, cosas así. Aparte conversás con las otras, hay veces que necesitás desahogarte y mientras cosemos se conversa todo».

El vínculo con la Municipalidad

En 2024, Norma Aballay se puso en contacto con el intendente de Rawson Carlos Munisaga en busca de otro trabajo para estabilizar su situación económica. Así la productora llegó a Raw Tex, los talleres de oficios que brinda la Municipalidad de Rawson, donde se desempeña como profesora de costura. A esta labor también la realiza en su casa, con vecinos y vecinas de la Villa San Damián. «Actualmente hay cuatro chicas que están trabajando en Vesubio, así que mala profesora no soy», bromea Norma.

La productora y profesora se refirió a las mujeres víctimas de violencia de género a las que, como le pasó a ella, sus parejas no las dejan trabajar: «Lo primero que te dicen es ‘¿qué vas a hacer si no sabés hacer nada?’ Bueno, yo te enseño a coser si querés, te enseño un oficio y vas a poder salir adelante».

Entre las facilidades que ofrecen los cursos Raw Tex (que son gratuitos) está la disponibilidad de utilizar máquinas industriales, con lo que el trabajo se facilita significativamente. Este programa tiene el objetivo de «fomentar el desarrollo de los actores de la economía social del Departamento».

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