Día del Trabajador Vitivinícola: la esperanza por mejores condiciones laborales
Desde 1991, el primer día de febrero se pone en valor de manera simbólica el trabajo de los obreros de viña. Uno de los oficios históricos más importantes de la provincia, que forma parte de nuestra identidad, tiene salarios muy por debajo de la canasta básica y una pésima distribución del ingreso.
El sol y el buen vino, dos emblemas de San Juan que sintetizan una historia económica y productiva ligada a la vitivinicultura que hoy pareciera estar en un proceso de crisis.
Según los censos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en 2022 la superficie cultivada de vid en la provincia es de 41.279 hectáreas. Desde el 2010 han desaparecido 751 viñedos y se han concentrado las propiedades. El tamaño medio del viñedo en el año 1990 era de 5,1 ha, en el año 2000 de 7,6 ha, en el año 2010 de 9 ha y en el año 2022 de 9,2 ha. Es decir que en 30 años, casi se ha duplicado el tamaño de las plantaciones y la tendencia indica que cada vez más ha cultivadas están en manos de menos propietarios.
Estas extensas plantaciones de vid, dan trabajo a más de 40.000 obreros de los cuales un 20% o 30% están en negro y aparecen en épocas de vendimia o poda, según estimaciones de Emilio Orzan, presidente del Sindicato de Obreros y Empleados Vitivinicolas de San Juan (SOEVA).
Emilio, explicó a este medio que el salario base de un obrero de viña registrado ronda los $250.000 al día de la fecha. Sin embargo, existe una gran cantidad de trabajo negro y temporario que adopta el pago por gamela que está valuado en $200 por unidad. Cabe destacar que la gamela es un gran recipiente en el cual caben 25 kgs de uva.
Sin dudas la labor de los obreros de viña es muy sacrificada: en verano deben cargar gamelas de 25 kgs con 40 grados de calor y en invierno a temperaturas bajo cero. Sin embargo, la remuneración parece no ser acorde al esfuerzo.
Según datos del Diario Huarpe, en febrero de 2023 la gamela se pagaba a $120, hoy está a $200. Si se hacen las matemáticas correspondientes, la inflación interanual ha sido del 211,4% pero el precio de remuneración al trabajador respecto al año pasado solo ha aumentado $80, es decir un 65%.
Sin embargo, la distribución no es igual para todos porque del otro lado del eslabón, donde se encuentran los viñateros las ganancias han sido distintas. Eduardo Garcés, presidente de la Federación de Viñateros de San Juan expresó recientemente en una nota para Diario de Cuyo que “el vino en góndola subió desde la cosecha anterior más del 300%”. Por otro lado, José Molina Usín, presidente de la Cámara Vitícola de San Juan indicó en el mismo artículo que el precio del kilo de uva ronda entre $300 y $500 según la variedad. Recordemos entonces, que la gamela que son 25 kg de uva se le paga al obrero a $200.
Revisando un poco los números, es evidente que el oficio que sostiene la producción vitivinícola padece una distribución injusta del ingreso. En este sentido, Emilio Orzán presidente del sindicato explicó que hace 15 años, la Federación nacional de empleados de viña designa a las mismas personas para pelear por los sueldos de los obreros pero no están convencidos. Por este motivo, presentarán un reclamo formal para exigir que se iguale el salario a la canasta básica que al día de hoy es de $495.798,32.
Cabe destacar que el sector agrícola en San Juan, cuyo mayor cultivo es la vid, utiliza el 85% del agua. Este es un recurso que se utiliza para el 100% de las actividades humanas productivas y no productivas. Teniendo en cuenta el consumo tan elevado del agua en plena sequía (que también es un derecho humano) sería más justo pensar en mejores distribuciones del ingreso para los obreros.
En este sentido, se le consultó a Emilio Orzán por la denuncia de los empresarios por la falta de mano de obra en las fincas: “No creo que sea una cuestión de vagancia. Yo le diría al empresario que tome un valor mayor en la gamela y la cantidad de trabajo que va a tener va a ser increíble. En Salta están por pagar la gamela en $450 y acá vale $200”.
El próximo lunes 5 de febrero los obreros disfrutarán de un feriado nacional que busca reconocer simbólicamente su sacrificada labor y también siguen exigiendo que su trabajo sea reconocido monetariamente.