Colombia elige entre la izquierda y ¿un outsider?

Las claves de la elección entre Gustavo Petro y Rodolfo Hernández que podría reconfigurar el mapa ideológico de América del Sur.

Sábado 18 de junio de 2022 – 20:22hs

Hace unos años viajaba desde el norte de Colombia hasta Bogotá. Perdida en la marea de turistas, migrantes y trabajadores, vi a un hombre sacar de la basura los restos de una naranja y metérselos en la boca. Es una imagen más de la ausencia del Estado en América Latina. Es una de las razones por las que en su momento surgieron las guerrillas en este país: Colombia sigue siendo uno de los países más desiguales de la tierra, según el Banco Mundial. La pandemia, por supuesto, lo puso más que nunca sobre la mesa. De allí también las protestas sociales que antes y después, en el 2019 y en el 2021, convirtieron a las calles en estallido. Si escribimos esta nota, entonces, es porque las cosas pueden estar a punto de cambiar.

El 29 de mayo pasado, las y los colombianos fueron a las urnas para elegir a quien será su próximo presidente. Los números no le dieron a nadie y este Domingo el país va a segunda vuelta. Hablemos entonces de quienes aspiran a tener su lugar en la Casa de Nariño.

Gustavo Petro, la esperanza de la izquierda

Aunque no pudo ganar en primera vuelta como vaticinaba, Gustavo Petro hizo una elección histórica. Con 8.527.768 votos, el 40,33% de los y las colombianas se decidieron esta vez por la izquierda. 

Pero, ¿quién es Gustavo Petro? No se trata de un nombre nuevo en la esfera política colombiana y su pasado, de hecho, ha sido objeto de muchas críticas. Petro es un economista de 62 años que fue alcalde de Bogotá entre el 2012 y el 2016 y actualmente se desempeña como senador. Sin embargo, en su juventud perteneció a la guerrilla del M-19. La pregunta entonces es cuánta relevancia tiene ese pasado para este presente, sobre todo cuando el grupo depuso las armas en los años 90.

Hoy Gustavo Petro es el candidato del Pacto Histórico, una amplia coalición de izquierda y centro izquierda que levanta las banderas de la justicia social, el ambiente y la inclusión de minorías indígenas, raciales y de género. Como siempre sostuvo una visión crítica del neoliberalismo, algunas de sus propuestas tienen que ver con ampliar los programas sociales, modificar el sistema de los fondos de pensiones y redistribuirlos y aumentar los impuestos a los más ricos. También ha hablado de una transición energética a partir de la paralización de todos los proyectos petroleros, a pesar de lo que el crudo representa en términos de exportaciones para Colombia.

Entre las críticas que se le hacen a Gustavo Petro, además de su pasado guerrillero, están algunas promesas incumplidas durante su tiempo como alcalde y su estilo autoritario. También la amistad que mantuvo con el venezolano Hugo Chávez, a pesar de que esa relación no prosperó con su sucesor, Nicolás Maduro. Ya hemos visto que la derecha en América Latina siempre está lista para reflotar el fantasma de Venezuela y así, de la noche a la mañana, Petro se convirtió en el “castro-chavista”.

Petro recorriendo el país. (Foto: BBC)

En cualquier caso, Gustavo Petro quiere ser el primer presidente de izquierda del país. Es la tercera vez que lo intenta, pero nunca había estado tan cerca como este año. A pesar de haber sido el candidato más votado en primera vuelta, ¿le ganará finalmente al voto anti-Petro?

Rodolfo Hernández, el millonario outsider

Sin dudas la gran sorpresa de esta elección, Rodolfo Hernández superó a la derecha tradicional y obtuvo un 28,15% de los votos. Casi 6 millones de personas le dieron su apoyo.

A Rodolfo le dicen “el ingeniero”. Su apodo comulga bien con el intento del candidato de despegarse del ejercicio tradicional de la política. Hernández hizo su fortuna de la mano de la empresa constructora HG, dedicada a la fabricación de viviendas sociales. Sin embargo, a pesar de los intentos de su campaña por retratarlo como un “outsider”, el pasado de este hombre de 77 años no dice lo mismo. 

De 2016 a 2019, Rodolfo Hernández se desempeñó como alcalde de la localidad de Bucaramanga, en el norte de Colombia. Entre sus logros, se jacta de haber ordenado las cuentas de esa ciudad. Entre sus desaciertos se encuentran la vez que golpeó a un concejal y su presunta participación en la campaña de sucesión en Bucaramanga, ambas razones por las que fue suspendido en el ejercicio de sus funciones. Pero hay más. Quizá la bandera más importante de este candidato es la de la lucha contra la corrupción. Es entonces por lo menos curioso que él mismo esté llamado a juicio por presuntas irregularidades en la adjudicación de un contrato durante su gestión, en lo que se conoce como el caso Vitalogic

A eso le siguen una serie de polémicas como sus comentarios homofóbicos, sus ataques contra las y los migrantes venezolanos y las ideas desafortunadas que ha expresado acerca de las mujeres. En una entrevista radial en 2016 también afirmó ser «seguidor de un gran pensador alemán que se llama Adolfo Hitler», aunque después se disculpó diciendo que fue un lapsus y que en realidad se refería a Albert Einstein. Estos coloridos detalles y algunos más le han valido la comparación con personajes como Trump o Bolsonaro. 

El empresario de la construcción no ha querido aferrarse a etiquetas ideológicas y en cambio prefirió presentarse como un candidato independiente. En los hechos, Rodolfo Hernández habla de reducir el gasto público, propone un gobierno más austero y no planea una reforma tributaria. Entre sus propuestas se encuentra la de devolver el dinero que logre recuperar a partir de investigaciones de anticorrupción y la de premiar a las alcaldías “más eficientes y con menores índices de corrupción”.

En cualquier caso, poco se ha podido discutir con él sobre estos temas ya que se ha negado a participar en los debates electorales. Su campaña supo canalizar las redes sociales de manera tal que ese mundo fuera su plataforma de acción antes que los grandes actos públicos. ¿Demostrará el «viejito de Tik-Tok» que la manera de hacer política ha cambiado para siempre?

Qué podemos esperar este Domingo

Sea cual sea el resultado de las elecciones, lo que nadie puede negar es que podría tratarse de un cambio de era, algunos analistas han llegado a hablar incluso de “un nuevo país”. Es que ambos candidatos buscaron asumirse como la postura “anti-estamento”, frente a los desaciertos del  actual gobierno de Iván Duque, la fuerza política del uribismo que él representa y las elites. La pregunta, como siempre, es qué tanto mantendrán esa línea una vez en el poder.

Esto es sobre todo importante en unas elecciones en las que, por primera vez, el conflicto armado que ha azotado al país por décadas no ha ocupado el eje central de la campaña. Para interiorizarnos mejor en el tema, La Mecha dialogó con Manuel Alejandro Guevara, politólogo y abogado colombiano, director de la Corporación AyP para la participación ciudadana. Guevara afirma que “aunque estuvo presente en las elecciones, el conflicto armado no ha sido el único tema coyuntural. Eso hay que leerlo en el contexto de la pandemia, del estallido social y de que el proceso de paz sí generó una incidencia y un cambio de perspectiva”. Y agrega: “hoy hemos logrado bajar la afectación, pero eso no implica negar la guerra y la violencia en los territorios que en Colombia sigue presente”. En efecto, según la agencia de noticias NODAL, sólo en lo que va del año han sido asesinados por lo menos 87 líderes sociales en todo el país.

La novedad de estas elecciones, entonces, es que si bien el eje de la violencia no desapareció, se empezó a hablar mucho más sobre el sistema de pensiones, salud, educación, cuestiones de género. Esto en parte ha sido impulsado por una nueva generación de votantes que exigió poner estos temas sobre la mesa. Tal es así que, por ejemplo, gane quien gane, Colombia tendrá una vicepresidenta mujer afro. Hernández se presenta junto a Marelén Castillo y Petro junto a Francia Márquez. Guevara asegura que en primera vuelta “se les dio poca visibilización a las candidatas” y que “fueron usadas como un comodín de legitimación”. Sin embargo, el lugar de las mujeres ha logrado por lo menos incomodar y desnudar el racismo tan arraigado en la sociedad colombiana. 

En cuanto a los números, si bien Gustavo Petro fue el candidato favorito en primera vuelta, el escenario ahora no se le muestra necesariamente próspero. Carga en sus espaldas el rechazo que genera en el centro y la derecha y la dificultad a la hora de sumar a nuevos sectores. Hernández, en cambio, tiene mucho más para crecer en esta segunda vuelta. Gana naturalmente en los sectores que jamás votarían a la izquierda, se le suman los votos de la gente que exige un cambio pero no quiere a Petro y cuenta también con el caudal de votos de la derecha tradicional y sectores uribistas que ya llamaron a votar por él. Aunque quiera presentarse como una ruptura, Hernández representa, de alguna manera, la continuidad del poder empresarial.

¿Qué podría significar esto para América Latina? Cuando a principios de este siglo la región contaba con representantes de izquierda en muchos de los países de mayor peso, Colombia no se subió a esa ola. Que Petro llegue a la presidencia sería entonces no sólo histórico para ese país, sino un granito de arena más en vistas a reconfigurar el mapa ideológico del continente. Por el contrario, un triunfo de Hernández podría envalentonar a las “nuevas derechas”, a los discursos de anti-política y a la batalla cultural que vienen dando en estas tierras.

M. Guevara plantea que “se han sembrado miedos sobre unos sujetos ficcionalizados de cada uno de los candidatos”. Asegura que los ataques a estos políticos “como individuos y no en términos de su postura política o planes de gobierno” será una herencia con la que habrán de cargar las nuevas elecciones en América Latina. También “las políticas del miedo al continuismo o al cambio y los bailecitos en TikTok”.

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