¿Se puede soñar con hacer periodismo en el interior del país?
En Buenos Aires, el Estado Nacional paga $ 950 de pauta oficial por habitante, mientras que en San Juan solo $ 40 ¿Medios nacionales o medios porteños financiados por las provincias?
Cuando estudiaba Periodismo en la facultad soñaba con trabajar en un “medio nacional”. Jugar en primera para usar una metáfora futbolera. El sueño no era solo mío, era de muchos de los pibes que nos informábamos por los medios nacionales. Trabajar en San Juan era una especie de laburo en la B, en la zona de descenso. Gracias a la Universidad Nacional de San Juan conseguí mi primer laburo, en la tele, y con el sueño latente, ahí, de pegar el salto, de irme a Capital Federal para conocer verdaderamente la posta argentina.
Al poco andar me di cuenta que el verdadero desafío era escapar a la centralidad porteña, dejar de leer sobre subtes demorados y cortes en la General Paz para empezar a conocer más sobre mi avenida Benavidez y los constructores de lo cotidiano de este San Juan. Quizá de ese modo nació la pregunta: ¿Se puede soñar con hacer periodismo en el interior del país? ¿Por qué interior? Interior concebido como la cara que no se muestra o se muestra poco, interior concebido como lo que se esconde tras una gran cara visible. Y fue ahí como nació otro concepto, arraigado en mi adn sanjuanino, interior como parte de lo profundo y espiritual que le da sentido al sujeto y en este caso al país.
Trabajar en los medios de comunicación te permite entender que formás parte de un gran dispositivo de construcción de sentido y en este gran esquema comunicacional concentrado geográficamente se consolidan imaginarios sociales que legitiman y difunden una mirada, la mirada de Capital Federal, más precisamente de las clases dominantes, dejando de lado la diversidad que tiene este suelo.
Prestemos atención a las noticias que se difunden en los medios nacionales: provincianos fenómenos, hechos cercanos a novelas de García Márquez, virales de mal gusto y crímenes, sobre todo en verano cuando hay poco caudal de información. No es una mirada sesgada, lo juro y lo pueden afirmar mis colegas. Conocer el resultado de las elecciones en una provincia, poco y nada; profundizar sobre un hecho político, rarísimo. Pero sí hay llamadas de colegas para hacer salidas gratuitas en medios nacionales para hablar sobre los duendes, la gente que se maltrata en los colectivos y para forzarte a decir que la minería es la responsable del nacimiento de un niño de dos cabezas. Muchas veces los datos poco importan. En casos muy espectaculares o “pagos” vienen a las provincias movileros, que en general no saben nada, se equivocan con el nombre de los departamentos y hasta andan con cara de fastidio y quieren que los atiendan primero.
Vale traer el concepto de interior sobre el tapete y repensar si los medios nacionales son verdaderamente nacionales o una gran maquinaria que convierte en noticia nacional a hechos que muchas veces son inflados en importancia pero que ocurren en la gran capital argentina y que menoscaba y deja sin siquiera con valor de gacetilla a un hecho económico significativo que ocurre en las provincias. ¿Hay medios nacionales o hay medios porteños sostenidos por las provincias?
Las asimetrías para hacer periodismo vienen marcadas por el alcance de los medios porteños que son consumidos en todo el país y por el reparto de la pauta publicitaria, el menos federal de los repartos. Y señores, les confieso que es muy difícil hacer periodismo sin un mango, sin personal, sin computadoras, sin cámaras e incluso, en los casos más extremos, sin teléfono. Un tremendo arreglatela que financia al centralismo porteño.
Vamos a los datos de la pauta. Lo primero a pensar es que mientras en las provincias los medios reciben la pauta de los gobiernos provinciales y de los municipios, los medios nacionales reciben la pauta más jugosa del Estado Nacional, la pauta de la provincia de Buenos Aires, de Capital Federal y de los municipios.
Para que un medio local reciba dinero nacional hay que presentar más papeles que para recibir un trasplante pero ese ni siquiera sería el problema, hay que pedir rogando ser visto porque no formás parte del radar. Incluso, durante el gobierno de Mauricio Macri se usó a los medios del interior del país para maniobras al menos dudosas. Informaban un reparto de pauta que nunca se había dado así. Medios sanjuaninos figuraron como receptores de pauta que nunca llegó a destino. Imaginemos el escándalo que sería informar hoy mediante documentos públicos que La Nación recibe más pauta de la que verdaderamente recibe o peor aún, que recibe cuando no le depositan un peso. Eso pasó durante el gobierno de Mauricio Macri y fue el dueño de un medio de Misiones quien se dio cuenta que figuraba su medio como uno de los tantos de todo el país beneficiados con pauta nacional cuando jamás había recibido una transferencia.
Bueno vamos a los números, números que construyen simbolismos social y cultural. El total de la pauta pagada por el Estado Nacional en 2020 fue de $4.704.106.866. Casi cinco mil millones de pesos. En medios que producen contenidos aparte de pasar publicidades, la inversión del Estado Nacional fue de $3.964.313.519. Algunos de esos medios no son argentinos. Los nacionales recibieron $3.955.440.200.
Para pensar en la distribución por provincias y analizar las asimetrías, calculemos la cantidad de pauta pagada por habitante, por provincia. Se parte de la suposición de que cada habitante del país debería valer lo mismo como audiencia para el Estado nacional y que los medios de cada provincia son los mejores productores de contenidos para los habitantes de cada provincia. Mientras que per cápita el Estado pagó para que ciudadano de Capital Federal se informe 950 pesos en San Juan puso 40.
A todo esto se le suma la complicación de que en muchos casos son agencias de publicidad las que operan como intermediarias para que los medios del interior cobren pauta, quedándose con el 30% de lo que se reparte.
Los medios del interior más poderosos en general forman parte de las empresas de medios más importantes del país. El grupo Clarín es dueño de La Voz del Interior, de Los Andes, de Vía País. Hay abordajes de temáticas locales pero las miradas editoriales son las que se marcan desde las sedes centrales del poder. El grupo América es propietario de todos los diarios Uno del país, en San Juan son dueños del canal de aire con más antigüedad de la provincia y también de la web sanjuan8.
En ese gran espectro, los empresarios locales de medios están sujetos a menos chance de financiamiento porque el lobby para conseguirlo adivinen donde se hace: en Capital Federal.
Por cantidad de medios también se revela la asimetría. Hay 2143 medios en todo el país que reciben pauta nacional, 490 son de la Ciudad de Buenos Aires. Otro ejercicio interesante para ahondar en el reparto de la pauta nacional es pensar en lo recibido por grupo de medios. El que más recibe es Clarín, grupo radicado en la Ciudad de Buenos Aires. Sólo considerando sus cinco mayores medios –Canal 13, Clarín papel y web, TN y Radio Mitre–, el grupo Clarín es la segunda provincia del país en cantidad de dinero recibido después de la Ciudad de Buenos Aires.
El menor alcance de los medios locales y la instalación de una agenda porteña en las provincias genera otro problema y es que poco o nada se sabe de lo que pasa en provincias vecinas. Las audiencias saben y conocen en profundidad lo que pasa en la General Paz pero pocos terminan por conocer sobre la realidad política de La Rioja o los problemas que atraviesan por estos días los mendocinos, muchos similares a los locales, como es el caso de la sequía.
¿Qué otra Argentina podríamos estar contando? Las voces de los habitantes de las provincias no valen lo mismo que las de Buenos Aires en el debate público nacional.
La directora del Centro de Investigaciones de Mediatizaciones, Sandra Valdettaro, desarrolló el tema y dijo que desde un punto de vista macro, la tendencia general de la cobertura mediática en Argentina se caracterizó, desde siempre, por una tonalidad centralista, principalmente basada en la agenda porteña. La recurrente representación de distintos aspectos de Buenos Aires cubre el espectro informativo y circula como un estereotipo consolidado del país que aplana las profundas heterogeneidades y desigualdades de las distintas regiones. Esto produce imágenes distorsionadas cuyas consecuencias prácticas resultan contraproducentes en todos los ámbitos, tanto a nivel político, económico, como cultural y social.
El esquema centralista de la información se termina reproduciendo en las provincias. Los medios de comunicación asentados en el Gran San Juan, sobre todo en la Capital, son los que marcan la agenda de temas y los que tienen mayor alcance. El panorama se replica en cuanto a la distribución de la pauta. La única gran diferencia es que los pobladores de departamentos alejados se informan más con los medios asentados en su comunidad. La afirmación se desprende de un relevamiento de medios realizado por FOPEA en San Juan.
Si bien hemos ahondado en cómo se distribuye la pauta, lo cierto es que los medios de comunicación no escapan al centralismo propio de este país, que genera representaciones y simbolismos en los que generar debates e instalar temas desde lo profundo de Argentina siempre ha sido una cuenta pendiente. Pero sin dudas cómo se reparte la pauta es un síntoma más de esta forma de concebirnos como país.
Ahora volvamos a la pregunta original: ¿se puede soñar con hacer periodismo en el interior del país? Con salarios precarizados, agendas y simbolismos marcados desde el Obelisco y una distribución de la pauta que apunta a reforzar el centralismo la respuesta sería un No categórico. Pero para responder entran en juego otros factores, porque en los medios al igual que en política dos más dos no siempre es cuatro.