San Juan 2043, ¿El fin de las reservas de agua?
El acuífero del Valle de Tulum cuenta con una reserva explotable de alrededor de 7000 hm3. En el período 2021-2022 hubo una baja de 400 hm3, que equivale aproximadamente a un dique de Ullúm lleno. A este ritmo de extracción y sin medidas de recarga, San Juan podría quedarse sin aguas subterráneas en 20 años.
El 50% del agua que los sanjuaninos consumimos cotidianamente en nuestros hogares, es decir lo que OSSE entrega a las redes domiciliarias, proviene de reservas subterráneas. Este recurso, que al abrir la canilla pareciera ser inagotable, tiene un límite y los números exigen que la explotación sea sostenible.
Un estudio de marzo de 2022, elaborado por el Instituto Nacional del Agua Subgerencia Centro Regional de Agua Subterránea (INA SCRAS) para el Ministerio de Obras Públicas de San Juan, reveló el estado del acuífero.
En el último tiempo los niveles de reservas han comenzado a bajar sus niveles de forma acelerada. Según otro estudio privado a cargo del experto en temas hídricos, Silvio Pastore del Grupo Sarmiento, el nivel freático del acuífero descendió cuatro metros por año en el período 2020-2022, mientras que de 2010 a 2019 el promedio de baja era de un metro por año.
La cuenta es sencilla, si conocemos la cantidad de agua subterránea explotable (7142hm3 en 2021) y sabemos que el período anual de explotación es alto, (alrededor de 350hm3), el resultado es que el acuífero tendrá agua disponible por aproximadamente 20 años más.
Esta situación tiene que ver con varios factores. Uno de ellos es la mayor demanda de extracción de agua de las perforaciones. Según datos de Diario de Cuyo, desde el 2021, el Departamento de Hidráulica inició una reactivación de la extracción de agua de perforaciones. El organismo pasó de tener 5 pozos, con un aporte de 0,45 m3/s en febrero del 2020, a 36 pozos con un aporte de 3,2 m3/s en febrero del 2022.
Por otro lado, la situación de alerta tiene que ver con una deuda ambiental histórica. Cabe destacar que el acuífero puede recargarse naturalmente mediante el escurrimiento de agua en el Río San Juan en la zona entre Chimbas y Albardón. Esto sería posible si existiera un caudal circulando, cosa que está lejos de la realidad porque lleva años seco.
Entonces, ¿Cómo es posible permitir un caudal ecológico en el Río San Juan? Es necesario limitar la cantidad de agua que los regantes demandan, pero al tratarse de un sector de poder histórico se genera un conflicto de intereses.
Para responder la pregunta, La Mecha dialogó con Romina Battistella, investigadora del INA-CRAS, quién criticó el modelo de administración del recurso hídrico: “Estamos consumiendo el 80% del agua en una producción que está poniendo en riesgo el agua potable. El 100% de las actividades humanas consume agua, entonces ¿Por qué la maneja únicamente el sector agrícola que a la provincia no le devuelve nada? ”.
Es importante aclarar que un sector de los regantes tienen un peso político fundamental en la toma de decisiones, a través de tres representantes en el Consejo del Departamento Hidráulica, organismo más importante en la administración del recurso hídrico. Para comprender este sistema de toma de decisiones, recomendamos:
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Sin embargo, es un error meter en la misma bolsa a todos los productores ya que no todos están en las mismas condiciones. El Código de Aguas del 1978 estableció que las concesiones de riego se otorgan en función de la cantidad de hectáreas de tierra en propiedad del productor. Esto quiere decir que por ley el Estado otorga agua según la cantidad de tierras y no según la necesidad de los cultivos.
El sistema provoca grandes ineficiencias, entre ellas un mercado negro del agua en el que resultan beneficiadios económicamente quienes tienen mayor cantidad de tierras. Sobre esto, Romina comentó: “El aumento de la cantidad de agua para los productores no significa un aumento en la producción agrícola, sino que la utilizan con otros fines como mercado negro”.
Cabe mencionar que el cultivo de mayor importancia en San Juan es la vid, que únicamente se riega de septiembre a marzo, sin embargo los productores reciben agua durante todo el año.
Para terminar, la investigadora hizo hincapié en otro aspecto: “Hay un derroche productivo, no hay eficiencia en el modo de riego. El riego a manto es el método que se utiliza en la mayor superficie cultivada y tiene una ineficiencia del 60%. Es decir que se saca agua de los diques, que es de excelente calidad y se utiliza para regar una planta que únicamente absorbe el 40%, mientras que el otro porcentaje se infiltra en el suelo y se saliniza”.