La odisea de estudiar Teatro en San Juan: de las vinchucas en la Escuela Hogar al robo a punta de cuchillo en La Superiora

No son de aquí ni son de allá. Los/as estudiantes de la carrera de Estudios Teatrales de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes de la UNSJ se autodefinen como estudiantes “nómades”. En lo que va desde la creación de la carrera, en el año 2016, nunca tuvieron un espacio físico propio y adecuado a las necesidades para su formación profesional.

No son de aquí ni son de allá. Los/as estudiantes de la carrera de Estudios Teatrales de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes de la UNSJ se autodefinen como estudiantes “nómades”. En lo que va desde la creación de la carrera, en el año 2016, nunca tuvieron un espacio físico propio y adecuado a las necesidades para su formación profesional.

El lunes pasado, los/as estudiantes nucleados/as en la Asamblea de Estudios Teatrales se manifestaron en las puertas de la sede central de la FFHA, en calle Av. Ignacio de la Roza, con una sentada cortando la mitad de la avenida. El detonante que los llevó a manifestarse fue el asalto a punta de cuchillo que sufrió una estudiante dentro del predio del Complejo Deportivo y Cultural La Superiora, a sólo un mes del comienzo de la cursada.

“No estamos cuidados y nos sentimos inseguros para trasladarnos a cursar”, expresó a La Mecha una estudiante que cursa el 4to año de la carrera y forma parte de la Asamblea de Estudios Teatrales.

En diciembre de 2015 la UNSJ anunciaba, con bombos y platillos, la creación del Profesorado en Estudios Teatrales tras su aprobación en la penúltima sesión del Consejo Superior ese año. Una carrera muy demandada por la comunidad teatral de la provincia, que festejó con entusiasmo su creación. En abril del 2016 comenzó formalmente la cursada con 181 alumnos y alumnas, que tendrían clases teóricas y prácticas durante todo ese año en la Escuela Alas Argentinas y el Teatro Kummel, respectivamente.

Según detallaron desde la Asamblea, las complicaciones en la escuela Alas Argentinas eran variadas: desde problemas de inseguridad, con casos de estudiantes que fueron asaltados en las inmediaciones, hasta la falta de acondicionamiento de las aulas, ya que en invierno pasaban frío, se llovían y hasta algunos iban a cursar con frazadas porque el frío se hacía insoportable. Además, tenían prohibido compartir espacios con los/as chicos/as de la escuela, por temas de seguridad al tratarse de dos instituciones educativas distintas.

“Desde los inicios nos sentimos marginados porque nos llevaron lejos de todas las otras carreras de la Facultad. Nunca tuvimos una situación estable como estudiantes universitarios”, explicaron.

Al año siguiente, la Facultad trasladó la cursada teórica a la Escuela Hogar y continuaron con las prácticas en el Teatro Oscar Kummel. Allí los problemas no cambiaron mucho: “Terminábamos con los pies lastimados porque la escuela no estaba apta para nuestras prácticas, ya que tenemos mucho trabajo en piso y con el cuerpo”, contaron.

En una escuela con falencias de infraestructura para las necesidades específicas de una carrera artística, se le sumó la “solución” que las autoridades dieron a los estudiantes para poder acceder al comedor del edificio central de la FFHA, el Palomar o el CUIM, que hasta ese momento se les hacía absolutamente inaccesible por los tiempos y distancias. Así fue cómo el comedor llegó al aula: los chicos y chicas cursaban en el mismo lugar donde almorzaban. “Comíamos y al terminar teníamos que ayudar a los PAUs, que eran sólo dos personas, a ordenar y limpiar rápido para volver a cursar”, detallaron. Con olor a comida e inclusive algunos rastros de comida en el suelo, los estudiantes volvían a realizar sus prácticas. A este desagradable cuadro se agrega la presencia de vinchucas que llegaron a picar a estudiantes en plena clase.

Para el año 2020, algunos de estos problemas se solucionaron tras el reclamo de docentes y alumnos/as a las autoridades de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes, decana Rosa Garbarino y vicedecana Myriam Arrabal al momento.

Llegado marzo de ese año, la pandemia puso fin a la presencialidad poniendo, a su vez, en pausa la dramática situación de los/as aspirantes a profesor de Estudios Teatrales de la UNSJ. Con la vuelta a las aulas, en marzo del 2022, los estudiantes se encontraron con la noticia de que iban a ser trasladados/as por tercera vez. En este caso, el Complejo Deportivo y Cultural La Superiora, también en Rawson, fue el lugar elegido por el nuevo decanato para la cursada.

“Nadie nos consultó ni a los estudiantes ni a los profesores si es un lugar apto. No tiene las condiciones para estudiar esta carrera”, dijeron desde la Asamblea de estudiantes, ya casi como un mantra. La falta de una acústica adecuada, un espacio inseguro para la práctica corporal, el hecho de compartir el predio con otras actividades propias del Complejo, y los incontables hechos de inseguridad, como asaltos en las paradas de colectivo, pedradas desde el Barrio La Estación a quienes llegaban en moto o en bicicleta, insultos y demás, se suma a la numerosa lista de adversidades que los/as estudiantes cuentan desde la creación de la carrera.

Si bien la respuesta de la decana de la FFHA, Myriam Arrabal, y vicedecano Marcelo Vázquez, fue reforzar la seguridad policial en las cercanías de la Superiora, esto no fue suficiente para los/as estudiantes, que decidieron llevar esta situación a las calles.

Tras el reclamo del lunes pasado, las autoridades les ofrecieron cursar en distintas aulas del edificio central de la FFHA, y edificios periféricos, hasta encontrar una solución estable al problema de la ubicación de la carrera. “Lo que decidieron hacer ahora es un parche. Vamos a cursar todos separados, y seguimos en la misma”, opinaron desde la Asamblea. “Sentimos que no somos escuchados por las autoridades de la Facultad, que nos ningunean. Nos dicen que todo va a cambiar pero nada cambia”.

Al momento, los/as casi 150 estudiantes de la carrera están “yendo, y viniendo, de prestado”, según expresaron desde la Asamblea. “Es injusto que no podamos encontrar un lugar de pertenencia en la UNSJ, que estemos aislados de la política universitaria, de lo que pasa día a día. A veces ni las agrupaciones estudiantiles llegan a nosotros”.

La problemática de la carrera de Estudios Teatrales no es ajena a la realidad de las careras artísticas en la UNSJ en general. Mientras más de 1500 estudiantes de Música aún esperan la construcción de un edificio propio, una deuda de más de 50 años, la carrera de Artes Visuales funciona en un apéndice ubicado en el Complejo Universitario Islas Malvinas, entre los edificios de la FACSO, la FAUD y la FCEFN, que nada tienen que ver con la práctica artística.

Cabe preguntarse, además, cómo fue aprobada la creación de una carrera con tales necesidades de infraestructura, sin contar con una planificación que asegure a los/as estudiantes a gozar del pleno acceso al Derecho a la Educación. Derecho que se ve vulnerado cuando los contextos no acompañan y, por el contrario, obstaculizan, los procesos pedagógicos y la creación artística.

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