Juegos de papel: $1.423 millones después y a menos de una semana desde su inauguración, el primer tobogán roto

En la jornada de este martes, a seis días de la inauguración de los Juegos del Parque –obra pensada y ejecutada por el gobierno de Marcelo Orrego-, empezaron a circular fotos de un tobogán que ya está roto. Es cierto que solo es uno de los tantos nuevos entretenimientos infantiles, pero el dato cobra relevancia cuando se conoce la cifra que se gastaron de las arcas provinciales para esta obra. Y la foto es real.

En agosto de 2024 el Gobierno provincial, a través del ministro de Infraestructura, Agua y Energía Fernando Perea, anunció con bombos, platillos y cifras precisas el llamado a licitación para remodelar los juegos del Parque de Mayo: $1.423.683.088,88 –es decir, mil cuatrocientos veintitrés millones seiscientos ochenta y tres mil ochenta y ocho pesos con ochenta y ocho centavos–. La exactitud es parte del espectáculo.

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Con ese monto, si uno se atiene a los cálculos de la propia licitación en ese momento, se podrían haber construido diez casas de 100 metros cuadrados. O, dicho de otro modo, un pequeño barrio. Pero la prioridad fue otra.

Este es un año electoral, y el Gobierno necesita mostrar algo. Algo tangible, algo visible, algo que brille y se pueda cortar con una cinta roja. Un parque infantil de más de mil cuatrocientos millones de pesos: su caballito de batalla.

Medio año después, la obra estuvo lista. Orrego y su vicegobernador Fabián Martín inauguraron los juegos con frases de ocasión: que el futuro, que los niños, que la accesibilidad y la seguridad. Esa misma seguridad que, seis días después, se desmoronó cuando el primer juego se rompió.

Los medios locales publicaron la noticia del juego roto, pero después la levantaron con rapidez. Desde el Gobierno, teléfonos mediante, informaron que el problema ya había sido solucionado; La Mecha fue a verlo y encontró el mismo juego roto, las mismas fajas de peligro, el mismo cuento.

Los medios lo registran, algunos lo cuestionan, otros lo maquillan.

Uno solo, decían desde el Gobierno. Pero basta con acercarse y tocar para corroborar la fragilidad de los plásticos. Y para colmo, un calor que amenaza con derretirlo todo. Un parque infantil que no parece resistir el clima, el uso, ni el paso del tiempo, porque nunca se trató de que resistiera. Lo que era un presupuesto millonario se convirtió en un parque infantil que se deshizo al primer embate de la realidad.

Esto es solo el principio, porque la remodelación del Parque no termina aquí: viene más. Un lago renovado, un patio gastronómico, más cemento y más luces.