Cañones rompetormentas, el chivo expiatorio de la sequía
Según especialistas, la escasez de lluvias que provoca la muerte de los animales de los ganaderos de Sarmiento no es consecuencia ni de aviones ni de cañones que rompen tormentas, sino de un conflicto de mayor escala y preocupación: el cambio climático.
A fines de noviembre de 2022 comenzó a verse en la agenda mediática sanjuanina la disputa de los ganaderos de Sarmiento contra grandes productores agrícolas por la utilización de cañones rompetormentas que según ellos evitan las lluvias. Este reclamo no es nuevo ya que durante años se vienen realizando desde sectores de 25 de Mayo, Caucete y Valle Fértil.
El caso no solamente llegó a los medios sino que está siendo analizado por la jueza de Paz de Sarmiento, María Eugenia Barassi y además Emilio Escudero, diputado por el departamento de Caucete, presentó un pedido de informe en la Cámara de Diputados con el apoyo del bloque justicialista que busca recolectar información para crear una ley que regule o prohíba las tecnologías rompetormentas.
A partir de la polémica, surgieron miradas de especialistas que sugieren que el problema que sufren los ganaderos de Sarmiento no es producto de los cañones ni de los aviones antitormentas. En este sentido, Ramiro Cascón, ingeniero agrónomo y ex secretario de Agua y Energía explicó a este medio: “Lo que mueve al productor agrícola a comprar un cañón rompetormentas es lo mismo que hoy mueve el reclamo de los productores ganaderos: la desesperación por no tener agua. Uno y otro buscan un enemigo y una solución en cada caso”.
Cascón fue claro: “no existe manera de romper una tormenta”. El agrónomo explicó que los cañones de acetileno disparan ondas sonoras que llegan a alrededor de 600 metros de altura y sencillamente no funcionan porque las nubes de granizo se forman entre 5.000 y 11.000 metros.
Por otro lado, por el momento solo se conoce de la existencia de un único cañón en la zona de El Acequión. En la web de Sistemas Antigranizo S.A (empresa vendedora de cañones) específica que estos tienen un alcance máximo de 1.000 metros de diámetro. En este sentido, Cascón explicó: “En San Rafael (Mendoza) hay zonas donde hay casi un cañón por manzana de campo y nunca lograron ni provocar una modificación del ambiente ni nada. Es difícil creer que por un solo cañón haya un conflicto de este tipo”.
El ejemplo de Mendoza es interesante porque tiene una basta historia con tecnologías antigranizo. Cascón explicó que hoy es posible ver muchos cañones abandonados en el sur de dicha provincia porque las estadísticas y las experiencias personales de los productores demuestran su ineficiencia.
Asimismo, los cañones no son la única tecnología que fracasó. En la web de Contingencias Climáticas del Gobierno de Mendoza, existe un documento con la historia de la lucha contra el granizo. En el mismo explica que en 1958 se instalaron 120 generadores que quemaban carbón con Yoduro de Plata para frenar el granizo. Más adelante, en la década del 80 contrataron a una empresa rusa que utilizaba cohetes que dejaron de utilizarse justamente porque no lograban alcanzar la altura necesaria. Actualmente, la lucha antigranizo en Mendoza ha mostrado grandes niveles de eficiencia a partir de dos métodos: uno pasivo que consta de grandes redes de malla metálica protectora sobre los cultivos y uno activo que consiste en la de siembra de las nubes a través de aviones que esparcen bengalas con yoduro de plata.
Entonces, ¿sí está demostrado que los cañones no funcionan por qué los productores los compran? Tanto Cascón como Leonardo Moral, presidente del Centro de Ingenieros Agrónomos, coincidieron con la respuesta: el golpe psicológico que sufren los agricultores cuando pierden una cosecha por granizo es tan fuerte que recurren a cualquier cosa, incluso son comunes prácticas como tijeras clavadas en la tierra y banderas negras. Por otro lado, Moral agregó: “La inversión en cañones no es tan cara como lo es el sistema antigranizo con aviones. Entonces ante un costo bajo los productores deciden comprarlos aunque no exista evidencia”.
¿La siembra de nubes con aviones rompe las lluvias?
Según los especialistas, este método si tiene evidencia de una mayor efectividad para romper el granizo. El mecanismo, pareciera ser sencillo pero costoso: se sobrevuelan las nubes con aviones que esparcen bengales de yoduro de plata. Esto provoca una reacción química que disminuye considerablemente el tamaño de los cristales de granizo a aproximadamente el tamaño de una lenteja. Posteriormente, por efecto de la gravedad el granizo se transforma en lluvia líquida y no daña los cultivos.
El presidente del Centro de Ingenieros Agrónomos explicó: “El yoduro de plata genera granizos más chicos que por efecto de la gravedad se transforman en gotas de agua. En definitiva, los aviones provocan más lluvia, no menos”.
La búsqueda de soluciones
Ambos ingenieros coinciden en que poner el foco en los cañones o los aviones es un error ya que no va a traer ninguna solución para la sequía ni para la situación que viven los ganaderos de Sarmiento.
Cascón fue muy claro y expresó: “Ninguno de estos eventos tienen que ver con la acción local, sino con muchas personas a lo largo del mundo cambiando la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera por una costumbre de consumir combustibles fósiles”.
Asimismo, Moral hizo referencia a consecuencias globales del cambio climático: “La sequía es muy marcada, no solamente en Argentina, en Chile en esta misma altura tiene consecuencias que son peores que las nuestras”.
Por otro lado, el agrónomo explicó que Sarmiento tiene un potencial agrícola muy grande pero tiene la desventaja de que es una de las zonas con menos precipitaciones en el país: “es lógico que no llueva”.
Otra de las explicaciones tiene que ver con fenómenos climáticos cíclicos como El Niño y La Niña. En este sentido Cascón expresó: “El productor que tuvo algunos años de Niño, con abundancia de precipitaciones que recompuso el forraje, se animó a traer algunas vacas a pesar de que lo aconsejable para la zona es el ganado caprino porque son adaptados al ambiente desértico. Lo que pasa es que se confían, después les tocan años secos y las vacas no sobreviven”.
Si bien se espera que en este tiempo atravesemos un período de mayores precipitaciones, los agrónomos coincidieron en la necesidad de asistencia por parte del Estado. Desde reservorios artificiales de agua hasta consensos con productores de la zona para el manejo solidario del agua.