Fuego camina conmigo

Hablamos con Matías de la Cruz, gestor cultural local y uno de los creadores de “Fiesta Fuegah”, una propuesta LGBTIQ+ para las noches sanjuaninas

Sábado 27 de agosto de 2022 – 17:46hs

Un secreto se volvió invitación este año. Es “Fiesta Fuegah”, una propuesta distinta para el circuito alternativo nocturno, marcada por su concepción LGBTIQ+ y su búsqueda de diversidad, que persigue reventar la paquetería sanjuanina.

El principal culpable de lo anterior es Matías de la Cruz, trabajador cultural sanjuanino que tuvo sus idas y vueltas por Argentina. Para él, la historia empieza con un enojo por no saber qué hacer con su vida a los 18 y sentir una lejanía en su propia tierra, un San Juan que no lo escuchaba. La salida fue directa e insegura. Buenos Aires. Con el relato que todas y todos tenemos: la ciudad definitiva para la cultura.

Allá, con el enojo como impulsor, autodescubrimiento y trabajo cultural. Para 2011, ya con cinco años de estadía, crea junto a compañeres una radio comunitaria en su casa, con material que se había llevado de San Juan: Matías viene de padre radial y eso está presente en su sonoridad y expresiones.

Pero la radio era de onda corta. Había demasiadas propuestas y se mudan a un centro cultural y, junto a ése nuevo espacio, quedan de acuerdo en co-producir contenidos. En el trabajo conjunto nace “¿Me convidas fuego, amor?”, la tertulia cultural que es la semilla de Fuegah, que abarcaba lectura de textos, intervenciones artísticas y música, arrancando 22 y terminando a las 03h, con una frecuencia modulada mensual.

La coincidencia lo cruza con Juan Manuel Flores, otro cuyano exiliado. Lo invita a sumarse a la tertulia y comienzan a trabajar como dupla. Y ahí arranca la segunda mutación: “El público iba, le fascinaba, la pasaba bien. Y no se querían ir. Eran las 03h y era ‘Bueno. Ya está. Ya se acabó’. Se hacían las 06h y seguíamos. Entonces empezamos a probar cosas nuevas”. El evento comienza a tener su impronta en la agenda cultural porteña y el público, cada vez más fortalecido, las y los llevó a tomar la decisión de separar tertulia de fiesta. Ahí nace Fuegah: “Lo que tiene la Fuegah es que no somos productores y productoras de la noche. Somos productores culturales. Viene desde ese lugar. De la necesidad de contar, de transmitir”. Y, sobre todo, por una comunidad que quería bailar, montarse y disfrutar.

En 2019 Matías vuelve a San Juan con sus experiencias en radio, producciones culturales y fiestas y funda con compañeres El Deseo (guiño a Almodóvar, la emperatriz de la diversidad), una productora que abrace toda propuesta diversa. Con el equipo, traen su obra “Tumba Madre”, una producción sobre Malvinas realizada en Buenos Aires y que corre el eje de los soldados para hablar sobre las familias y los medios de comunicación. Esta fue su entrada al circuito cultural local.

La primera Fuegah fue a fines de febrero de 2020, una previa al aislamiento que nadie imaginaba que, para Matías, no fue del todo cómoda: “A nivel producción no sentimos tanto acercamiento con esa Fuegah porque, al ser tan multitudinaria, te desenganchas un toque. No era el mismo lenguaje. Era como más tipo boliche que el concepto de Fuegah en sí”. La pandemia las obligó a adaptarse a las transmisiones en vivo por Instagram, con cada participante conectándose desde su casa para escuchar DJs de San Juan y Buenos Aires tocando en vivo. Cuando ése mismo año (que parece tan lejano) comienzan las aperturas culturales con restricciones, El Deseo presenta “¿Me convidas fuego, amor?”. Y del encierro y del no saber cómo iba a continuar la vida, nace una primera propuesta para una nueva Fuegah: «La liberación de las cuerpas».

Todo ese camino las llevó a los primeros shows de “Fuegah en bar” y, en enero de este año, fue la explosión: “Todos los meses se genera esta propuesta cultural que habla, para mí, desde un lugar rupturista. Es poder agarrar esas cuerpas y la cuerpa de une. Poder postrarse, liberarse desde ese lugar. Apropiarse de lo que uno tiene. Si hablamos del cuerpo, de la cuerpa, uno anhela tantas cosas… Y esto (haciendo referencia a su cuerpo) es mi realidad”.

Cada fiesta goza de una temática única. Entre los conceptos danzaron “El templo del colocón” (un rompimiento con la iglesia), “La revolución de las mostras” (una reversión de la Revolución de Mayo) y, hoy 27 de agosto, “El palacio de las reinonas” (un cruce entre Game of Thrones y nuestra cuyanía). Es que El Deseo coordina con diversidad de personas, generando trabajo para el equipo y aquellos encargados de promociones audiovisuales, comunicación, coreografías, técnica, gastronomía y más.

La Fuegah marca su territorio, y para quienes la organizan, el límite se corre cada día más. En octubre se presentan por primera vez en Mendoza y los próximos objetivos ya están claros. Por un lado, “Casa Fuegah”, un espacio cultural LGBTIQ+ que dé lugar a todas, todos y todes quienes generen contenido diverso y deseen un lugar seguro: “No tenemos un bar LGBTIQ+ en San Juan, un espacio cultural donde podamos ir hoy a tomar un café y sentirnos cómodes. Esa es la propuesta de Casa Fuegah”. Por el otro, “La Trolx”, un evento más cultural que apunta a viabilizar propuestas de un público de 18 a 25, similar a aquella primigenia tertulia, pero que no descarta lo festivo.

Vinculación con el Estado provincial. Ese es otro punto que la Fuegah trabaja con Cultura Drag, el espacio diverso del Centro Cultural Amadeo Contegrand. Porque este evento es drag, feminista, marica, torta, no binarie. Y el abanico sigue: “En las propuestas de shows y performáticas de la Fuegah siempre vas a ver una draga, una piba trans, una representación no binarie, una piba, algunas maricas. Tratamos de seguir generando laburo para elles, para todes”.

¿Qué se juega en estos territorios? La ruptura de las estructuras. La preproducción es diversión y el evento invita a la cercanía. El equipo de El Deseo se pasea entre el público y sólo está en el escenario al momento de las performances o al actuar como DJs. Bailan entre el público, saludan, convidan confites. Hasta la fiesta habilitó cerca del cierre de la noche el momento del beso (¿no es acaso una hermosísima parodia del “Darse la paz” de una misa?).

Hay un detalle que nos llama a la reflexión a quienes seguimos la norma: Fuegah tiene mayoría heterosexual. Esta fiesta nace de una comunidad particular pero no se cierra en sí misma. Busca diversidad: “Creo que aprendemos juntes con quienes van. Esa parte, para mí, es la que más interpela. Interpela a la historia, a las comunidades, a la música, a la cultura. Pero, sobre todo, a las personas que se dejan atravesar por un espacio así”.

La idea de felicidad al hacer lo que a une le gusta aparece en la entrevista. Más en un contexto de un mundo quebrado. Y el pensamiento anterior se amplía, ya que, si la fiesta tiene una mayoría hetero, es que no estamos cómodos con la ley natural. Con el modo de ser y de parecer. La comunidad que siempre atacamos pone su otra mejilla y nos da un cachetazo de empatía: “Hay una cuestión también de comodidad de los espacios. Creo que después de tantas cosas, buscamos lugares que nos representen, por sobre todas las cosas”.

Radio comunitaria. Tertulia cultural. Obras de teatro. Fiesta diversa para exportación. Centro cultural. Feria ¿Qué sigue? “Hace falta trabajar más por fuera del Estado”. La Fuegah nos conquista, gana la batalla cultural y borra a Nerón de la historia. ¿Dolor y gloria? Sólo lo último.

Matías de la Cruz y JuanMa Flores (Producción general El Deseo/Fuegah) – Mayra Peinado (Asistencia) – Pollo Porres (Producción operativa) – Erica Gutiérrez (Producción de fechas) – Cecilia de la Cruz (Escenografías) – Sol Quinto (Coreografías y artística) – Nicx Grimaldi (Artística y shows) – Lucas Murciano (Vestuarios) – Jimena Castro yNahuel Paredes (Asistencia general) – Javier Baragaño (Fotografía)
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