Borja Ciruja: El secreto detrás del local de bártulos que la rompe en San Juan
En el actual momento económico ganan fuerza formas alternativas de intercambio: surgen iniciativas que buscan recuperar el ciclo de las cosas que descartamos mediante la consignación y venta a precios accesibles. Es el caso del local ubicado en España al 460, depósito reconvertido en tienda de artículos de segunda mano.
En la calle España al 460, frente al Teatro del Bicentenario, está Borja Ciruja: un local de economía circular en el que se vende todo tipo de artículos usados: desde muebles y libros hasta puertas y ventanas. No se trata de un simple negocio y mucho menos de una tienda de antigüedades; Leonardo Gálvez, referente del espacio, lo deja bien claro desde el principio: “Los anticuaristas te compran las cosas baratas y las venden muchísimo más caro. No queremos que nos confundan en esto, por eso todo lo que tenemos lo vendemos barato. Buscamos el menor perfil de comercio que sea posible”.
Sobre una mesa ratona acomodada entre dos sillones está la colección completa de la cobertura de la Guerra de Malvinas de Revista Gente. “Seguimos ganando”, “Vimos rendirse a los ingleses”, se lee en los titulares. La mesa, los sillones y las revistas están en venta. En realidad, prácticamente todo lo que está en el interior se vende. Leonardo los llama “bártulos”, y la principal característica de este término es que no incluye ropa. “Entendemos que hay lugares mucho más asentados para hacer moda circular. La moda circular ya está bien recibida por la comunidad sanjuanina. Estamos acostumbrados a ir a una feria americana o al mercadillo”, explica el referente.
Uno de los objetivos de Borja Ciruja, cuenta Leonardo, es dar un cambio de paradigma: “Por ejemplo, tengo ropa y se la voy a regalar al pobre. Ahora, el pobre es pobre pero no es tonto, si algo no le gusta no se lo va a poner y probablemente lo termine tirando. Por regalar cosas cortamos el ciclo”. En este sentido, la comunidad Borja genera encuentros con “gente que sabe de la sustentabilidad” para concientizar sobre ecología.
Leonardo utiliza todo el tiempo la palabra “comunidad”: se refiere, explica, a toda persona que siga a Borja Ciruja en Instagram (donde sus seguidores reciben el nombre de “borjanos”). “Cualquiera puede ser parte. Usamos esa palabra porque, en realidad, todos los que tenemos este pensamiento sobre la economía circular somos una comunidad, justamente”, agrega el referente.
El contexto exige circularidad
Durante la entrevista, varias personas se detienen a mirar los artículos expuestos en la vereda del local: un hombre revisa exhaustivamente las cajas de libros; el chico que vende bolsas de frutas y verduras en el semáforo pregunta el precio de una hielera (que sale 20 mil pesos). El actual momento socioeconómico ha sido clave para que Borja Ciruja se consolide, señala Leonardo Gálvez: “Mucha gente que va al Easy a comprarse una puerta, por ejemplo, ahora viene acá y compra una puerta mejor y muchísimo más barata”.
Leonardo se interrumpe mientras habla para atender a una mujer mayor que pregunta si compra antigüedades. La despacha y vuelve a la conversación: “Justo, hablando de la coyuntura económica, tenemos mucha gente que entra y pregunta si compramos, en muchos casos gente desesperada que tiene que vender ya, pero nosotros no compramos, nosotros consignamos”.
Quienes más consignan son los adultos mayores, dice Leonardo, porque son quienes, generalmente, tienen que deshacerse de más cosas. “Vemos esta necesidad de la gente, somos muy dejados con estas cosas”, explica Leonardo, en referencia al vaciar nuestras casas de cosas sin uso. De hecho, así empezó Borja Ciruja: “Sacamos cosas de nuestras casas y las trajimos acá, como un depósito. Después las empezamos a vender como venta de garage”.