¿Puede San Juan seguir apostando a la vitivinicultura?

El modelo productivo sanjuanino tiene como eje de inversión una actividad económica que está en declive desde hace una década, no genera empleo de calidad y consume más del 85% del recurso hídrico.

La vitivinicultura es parte central de la historia de San Juan. Está arraigada a nuestra tradición e imaginarios – el sol y el buen vino – y también supo ser la actividad productiva que garantizó el trabajo y el sustento económico.

Supo ser, en pretérito, porque el presente muestra síntomas de declive. Según datos del Observatorio de actualidad económica El Cóndor, el empleo registrado en el sector de cultivos industriales de vid está cayendo de manera abrupta y sostenida desde el 2013. Desde su pico histórico en 2008 el sector pasó de tener 7398 empleados registrados a tan sólo 3124, es decir que perdió casi 4274 trabajadores.

Podría interpretarse que la disminución de trabajadores registrados tiene que ver con la modernización del trabajo. Sin embargo, a diferencia del sector olivícola que supo invertir en tecnologías de riego y mecanización, la vitivinicultura sigue requiriendo del trabajo manual para cosechar la uva. 

Además de la disminución del empleo registrado, el problema radica en que los puestos en blanco mantienen salarios por debajo de la línea de pobreza. Por otro lado, es un sector con altos índices de trabajo no formal. Según Emilio Orzan, presidente del Sindicato de Obreros y Empleados Vitivinícolas de San Juan (SOEVA), alrededor del 30% de los trabajadores está en negro. 

Margarita Moscheni, es investigadora del CONICET con lugar en la Facultad de Sociales de la UNSJ y ha dedicado estudios al modelo productivo sanjuanino. “En San Juan avanzamos hacia un modelo vitivinícola que está cada vez más empobrecido. El problema está en la raíz, que es la estructura de mercado oligopsónica, es decir que hay muchos viñateros que venden y pocas bodegas que compran. Dentro de estas, existe un núcleo de acumulación que son dos o tres bodegas que imponen el precio y la calidad.”

Además de la investigadora sanjuanina, existen otras fuentes que señalan la baja productividad de este modelo. La Bolsa de Comercio de Rosario produjo el siguiente gráfico que muestra el bajo porcentaje de San Juan en la participación de las exportaciones del sector agrícola.

Ahora bien, ¿por qué reiteradamente los gobiernos provinciales insisten en impulsar este sector? A modo de ejemplo, el Gobernador Marcelo Orrego anunció a fines de marzo la inversión de 4 mil millones de pesos en créditos a tasa subsidiada para el sector agrícola, del cual el 56% del cupo fue ocupado por 166 viñateros y bodegas. A modo de comparación, el presupuesto para la construcción de viviendas del IPV será de 8 mil millones. La relación entre ambos números llama la atención porque el primero está destinado al impulso de una actividad productiva en plena caída y el segundo a la garantía del derecho a la vivienda y el fomento a la obra pública.

La investigadora del CONICET explicó de manera clara la pregunta del párrafo anterior: “La vitivinicultura es el sector productivo mayoritario en San Juan y por ende tiene muchas organizaciones de productores que conforman relaciones de poder sólidas. Esto se da en un contexto de un gobierno que está empezando y busca bases de legitimación. En términos políticos, lo primero que hay que hacer es mantener calmado a un sector que es el único con cierto capital local. El resto está vinculado con la cadena minera”.

Este medio ya ha advertido de las relaciones de poder que se tejen entre el Gobierno Provincial y los viñateros. Un claro ejemplo de ellas fue cuando a fines de octubre de 2023, a menos de dos meses de la asunción de Marcelo Orrego, el Presidente de la Federación de Viñateros de San Juan Eduardo Garcés declaró públicamente que había tenido una reunión con el gobernador electo en la cual le pidió que el próximo director de hidráulica sea un varón. Dicho y hecho, ya que el actual funcionario a cargo del organismo es Luis Kulichevsky en reemplazo de Guadalupe López quién tuvo una relación áspera con los viñateros al tomar una postura más restrictiva sobre el uso del agua para riego en plena crisis hídrica.

Es que al hablar del modelo productivo de San Juan, el tema del agua es ineludible. Actualmente el sector agrícola (del cual la vitivinicultura representa la mayoría absoluta) ocupa más del 85% del recurso hídrico. Pero además, ejerce gran poder en la gestión del agua porque de los 6 miembros del Consejo de Hidráulica (máximo organismo en la toma de decisiones), 3 corresponden al sector vitivinícola y el resto al Poder Ejecutivo. No existen consejeros que representen al uso industrial, minero o incluso doméstico.

Pensar el modelo productivo de San Juan requiere poner en cuestión el sector vitivinícola que actualmente ocupa un lugar central. Las anteriores reflexiones son solamente un intento de dar ese debate. 

Scroll to top
Close